julio 24, 2016

CortaPegas de mi muro

Estaba hurgando en los archivos de mi ordenador y me encontré contigo, ya sabes... Dios desperezándose en mi corazón. Y es que, camarada, hay tantas películas -tienes buen gusto- que no hemos visto juntos, tanta especia y tanta conversación cafeínica pendiente... Que duele... duele tenerte a un billete de autobús de distancia -a menos de dos horizontes- y no poder cogerlo de momento... Y echo de menos tu codo con mi codo, tu puño comunista y tu risa de jo, jo, jo ahí sí que les duele, ese tipo de cosas. Ya sé que sólo nos hemos visto como 5 veces a lo largo de la vida, pero quiero que sepas dura hija de puta que cuentas con toda mi admiración y todo mi apoyo en lo que tenga que venir... Aquella tarde yo estaba deprimido y a ti no se ocurrió otra cosa que mandarme un selfie; nada de tonteras... Composición y clase, muy a tu estilo, camarada. No lo sabes misántropa, pero eres una de mis personas favoritas del planeta. Y, por cierto, Marah, tengo un montón de libros de Palahniuk para regalarte.






















selfMarah





Al despertar no eres consciente, pero el dolor está ahí clavándose en el centro de la muela destrozada. Un viejo empaste que se desprendió de su hueco dejando una corona molar... Paso la punta de la lengua con ansia masoquista... El dolor es fuerte, parpadea y se enrosca alrededor de la encía.
Mi padre solía decir que durante un dolor de muelas era el mejor momento para tomar decisiones, que se te quitan todas las tonterías, que te quedas sólo con lo importante: El dolor de muelas, tú y lo que te pesa lo suficiente como para seguir ahí dentro, dando vueltas, a pesar del terrible dolor.

Mi padre no solía decir muchas cosas, pero cuando le dolían las muelas me llamaba para decirme que me quería.
El dolor se desvanece por la dopamina que segrega mi cerebro, un auto-inyectable que se activa con cada palabra correcta. Recuerda, escribir sobre el dolor propio nos salva del dolor propio, pero cuando lo dejes, éste volverá atropellándote como un enorme camión de 12 ruedas... El dolor te pasará por encima... Sólo imágenes punzantes de la corona molar clavada en la encía... El nervio vivo y palpitante... Y luego, ¿con toda esta focalización dolorosa qué has hecho? ¿Has decidido algo?
Mi padre no solía decir muchas cosas. Y había veces en que se equivocaba.
Este dolor de muelas se va... Os pertenece.



Siempre escribo después de jugar a la ruleta rusa con un pequeño .38 en negro mate. Suelto el revólver. Conjuro a las palabras correctas para celebrar la vida orgánica recién afirmada y rezo a mis dioses. Sé que no podré cumplir con las expectativas, que fracasaré otra vez, que borraré más de cuatro frases y tomaré un rumbo nuevo. Es imposible escribir un poema sobrio después de sobrevivir a la muerte-posibilidad: La vida-deseo se desnuda frente a mí y dice "tómame". Yo me deslizo hasta su piel y las presento: piel, te presento a piel, disfruten de los huecos que dejó la vida. Las palabras erróneas también pesan, se estrellan en las esquinas internas de mi calavera. ¿Sabías que nuestros huesos siempre están sonriendo? Pues eso. Sintiendo cada impacto de cada palabra errónea me doy por satisfecho...
... Cada mañana juego a la ruleta rusa y escribo algo. Estoy vivo, me digo, estoy a este lado del espectro. Escribo mierdas punzantes y vuelo demasiado alto para un enfermo mental... los duendes de parque me protegen, he aprendido a conjurarlos.
Poema raro. Dictado por Alpaviese Palabras desde más allá de mi meninge. Relato patrocinado por British American Tobacco (Brands) Limited & Café de Colombia & Especia de Marruecos. Con el apoyo de Wake up, Zombie. 2015, diciembre. Anti-copyright. Eso.


Hay libros que nunca deberían ser leídos... las palabras muertas de oscuridad y heridas por la proximidad obscena de más palabras... hay libros que nunca deberían abrirse porque encierran una verdad que sólo puede comprender el que ha regresado del abismo con sonrisa indiferente... estoy tan cansando... hay una verdad última a la vuelta del abismo: no hay tantas normas como parece... ¡Deslízate!


Vigilando al tiempo, siguiendo el rastro preciso del segundero y la estela invisible del minutero. Vigilándolo para que no escape, reteniendo cada tic tac con sabor a ducados, tabaco duro, trabajo duro. Vigilar a la representación para que no escape lo representado. Un ejercicio contradictorio... para no morir a cada momento hay que asesinar la vida, lo vivo, con pausado desinterés... mirando fijamente el reloj, en quietud, para vivir eternamente.


A veces pienso en mí mismo como en un fraude, un mero cliché, pero luego recuerdo que todas las etiquetas que cuelgan de mi cuello las elegí muy conscientemente. Que apesto como todos, pero yo elegí a qué oler. Y me costó mucho deshacerme de todas las mentiras que me contaron sobre mí y sobre el mundo... las tengo guardadas en un cajón junto con otros intentos fallidos, en este caso literarios. No sé si me explico.


"Voy a hacer el truqui, voy a hacer la chapuza, voy joder la conexión del cargador moviendo mucho la clavija"



Ya empiezas a tomar café de más, café que se vería perfectamente acompañado por un montón de humo; impregnas las paredes de tinta, los pulmones de cafeína y el estómago retorciéndose por la nicotina. Fluyes, pero no sabes nada de sinapsis ni de interacciones neuronales... tan sólo sabes que tus dedos se vuelven certeros y que las palabras comienzan a salir delante de tu nariz con la reluctancia de un maníaco. El mensaje sirve para dejar de ser un emisor oxidado y convertirse en canal que se desborda. ¡Sí! Escribes para dejar de ser y empezar a FORMAR PARTE de algo más más que tú mismo. Un cosmos que emite es un cosmos en pleno movimiento, que se expande hasta llegar allí donde no hay nada... Ahhh, la calma, y tenerlo claro. Tener bien claro cuál es el siguiente movimiento hacia la nada. Debe ser que el todo que eres no es del todo estable, debe ser que no quieres cortar el nudo gordiano como se ha hecho siempre y prefieres deshacerlo con la punta de unos dedos helados. Presagias que la calma llegará cuando dejes de teclear, pero es una trampa, ningún demonio se asusta por un simple texto. Sabes que no hay cura, pero te haces otro café y escribes.
Y, ahora, la literatura de verdad:


Yo de chaval me iba de fiesta con "El diccionario del Diablo" y "El anticristo" ocultos como puta droga. Luego los sacaba y los leía en medio del paraíso artificial en que habíamos convertido el descampado. Lo llamaba desbordarse de verdades. Y sí, lo hacía.

Y ¿cómo cumplo mis amenazas (postear) si he pasado toda la tarde fumando con ansia homicida? No me queda aliento, bien porque era parte del plan. Lo de gritar es la parte fácil.


Gritar cosas por la ventana debería ser entendido como el más urgente de los deberes de un ciudadano decente.


Cuando me pongo "profundo" al teclado siempre me topo con objetos punzantes... ¿vosotros no?



Cuando escribes y usas material íntimo (este post va ser un poco pornográfico) como sueños, filias, fobias y demás 'artilugios' psicologicos estás transferiendo (creo) parte de tu psique al texto, a la mente que intentas reflejar, quieres que destelle con el brillo miserable de un ser humano cualquiera. Quieres envolver el regalo en el papel adecuado, hacer los pliegues correctos para que su apertura sea asequible, pero no obvia... quieres llegar a simular la vida, la realidad, el amor y la muerte... quieres que tu texto tenga efecto en otro ser humano porque te crees la leche y un dios, menor, pero un dios. Como quieres la reacción aplicas al texto toda la acción que eres capaz de recordar, cortas y pegas, creas y voilá: el excremento de palabras salpica ahora la pantalla con una guía clara del asco que da una parte de ti. Ella lo lee y dice: "Es muy desagradable, el tipo". Vale, era parte del plan, quise hacerlo desagradable y ella ha leído "desagradable", eso es bueno. Pero el asco se hace un hueco en mi centro al saber/recordar que esa mente reflejada en el texto es parte de mi mente. Una parte pequeña y deformada y encauzada para que sea como una porción de mente ajena, pero que no deja de ser mí/yo/me... no deja de ser una parte de mí que, por lo que sea, le da asco. Una parte aberrada, cierto, pero está ahí, enquistada... Hacer uso de la memoria emocional es peligroso... los artilugios psicológicos de que disponemos suelen ser limitados, por eso deformo y encauzo una y otra y otra vez el mismo material. La historia que tengo que contar (es un cuento) no es una historia agradable, ni de leer ni de contar... Cuando lo termine os prometo no daros la chapa con mis sensaciones e intuiciones sobre el hecho literario. No hay nada más coñazo que un escritor hablando de literatura: ¡Calla!... y escribe.


Chulería rollo: 'Yo no escribo, os mido los pulmones'




Siempre es un último cartucho; el disparo sanador que acabe con la herrumbre, que pula el metal, que lo haga brillar de nuevo para que se refleje una carcajada eterna. Siempre voy escaso de munición cuando me siento a la máquina que sea para disparar... un último intento de captar la atención de tus ojos... que no lo distraigan el vaivén de las pestañas o las legañas enredadas. Siempre acudo a la batalla mal pertrechado, con un único cartucho, un disparo/un muerto me digo, pero tal vez el proyectil pase cerca de tus limites y se estrelle en la pared del fondo haciendo ¡crac! Y, ahora, que tengo tu atención apoyo el cañón en mi sien y ¡clic! Los tendones de la mano me fallan, las corvas me duelen y prostestan al hacer su trabajo, la herrumbre me dice que lo deje para otro momento. Atrapada en el poema me dices: "¿Por qué te haces esto? Tanto daño, pequeño, tanto..." Y yo, atrapado en el poema, te vuelvo a encañonar y ¡clic! ¡Clic! ¡Clic! Tan sólo aire... en la recámara traigo tan sólo aire... la herrumbre creciendo, el metal pudriéndose y una carcajada confudiéndose con el llanto en el fondo de la garganta. El escritor acudió mal pertrechado y fracasó. Como siempre que me siento a disparar a la máquina que sea...


La canción suena, parte de mi mente pierde el suelo bajo los pies y se desparrama, busco un asidero por supervivencia... Las notas del tema me sostienen en el vacío un instante, dudo, me digo: "¿Y si...?" Una rueda dentanda empuja a otra que hace su trabajo y clic: Todo se va un poco a la mierda... Las ideas me traicionan, los nervios me aplastan y creo poder salir de allí a pulso, haciendo algo de palanca con la memoria... Pero la memoria, vejada, no puede hacer más que sostenerme la mirada y decirme que sí, que todo el dolor del trozo de mundo que me toca pisar está tirando de los músculos de mi espalda por algo... Así se invocan los demonios para conversar, para ver qué piensan del asunto...


La periferia es una tenaza a punto de cerrarse, una mandíbula bien abierta que sangra rabia. La periferia es fértil, de aspecto áspero y cicatriz en la cara, las rodillas y los codos rotos de soportar el dolor del de al lado... puño con puño y codo con codo, la periferia suda orgullo y ganas de asaltar los cielos, de hacer suya su propia voz y comenzar a marcar las líneas, a limitar al centro, a asediarlo... la periferia es una máquina de guerra de pensamiento lúcido, una posición estrategicamente perfecta a punto de cerrarse sobre el centro para que arda el error... A punto de cerrarse. Y nosostros en el centro, creyéndonos en la periferia...



Y volver de nuevo a las andadas; cómo avanzar si no.



Con un meme sobra para toda la manada.


Poetas que nunca han estado locos, poetas que nunca han estado solos, poetas que beben porque les gusta no porque lo necesiten, poetas que nunca se enfandaron tanto como para escribir un poema, poetas que tuvieron amigos de niños, poetas que escriben desde la técnica, que hacen versos como si resolvieran una ecuación matemática más o menos compleja. Poetas que son felices y que lo dicen: "soy feliz". Y sobre todo poetas que sólo quieren escucharse a sí mismos y hablan bien fuerte mientras otros poetas cerebrales o no leen. ¿Me he hecho viejo como los huesos de mis poetas predilectos o es que la poesía ya no sirve para salvar el alma? ¿Dónde quedó la urgencia por no hundirse, el chapoteo vital de no quiero morir enredado en las palabras? Si no sabes de que hablo es que nunca has cabalgado. Besos.


"El suelo está lleno de todas esas octavillas: es ese taller anarco-artístico que ofrecen cursos de lucidez a través de patadas en la cabeza y empatía electroconvulsiva: no sé, no me termina de parecer una buena idea. Quieren captarme, pero yo... como una roca."
Extracto de "La caja de herramientas" (Abandonando ejemplares en rincones oscuros para asustar a los demonios, para tensar las cuerdas de los chicos malos... eso, y arrojada por la ventana un 24 de diciembre). Sonche cousas.


Que no me aplasten los aplausos, que no me traicionen los bárbaros, que me quiera el jardinero, el batería y el pipa... que no me saquen de mis casillas los poetas cerebrales, que me sigan escuchando mis dioses, que algún día pueda volver al camino. Que no me odien por mis pecados, que me recen los punkis cuando muera, que no me coman los delirios de grandeza, que no sabéis lo que me mola robar versos y "el placer que me provoca poner en vuestras putas bocas mis palabras". Fuck yeah, que no me vean la cara cuando lloro, que no me pierda el éxito de mis amigos... que no me pudran los aplausos, que no me aplaudan; que me lean... que no abuse de las enumeraciones, que no se note que carezco de técnica, que de una puta vez me salga un buen poema... que crezca, crezca, crezca: que las líneas se perpetúen hasta el infinito y que no me sienta solo en las horrendas tardes de pantallas y canciones... que no yerre cuando lo intente con más ganas de estar solo en mi columna, como un estilita. Que me quieran. Dioses, que me quieran...



Maniatado y de espaldas a la salida de la caverna me niego a eligir pastillita: quiero ambas le suelto a Morfeo. Verdad y Mentira y me las trago en seco; se arrastran garganta abajo amargando y entumeciendo principio de la lengua y esófago. Luego Morfeo corta mis ataduras y me señala la salida de la caverna por donde entra toda la luz que ha provocado este pequeño desastre en forma de teatro de sombras chinescas. Abrir los ojos duele.Pero ver el teatro allá fuera donde la luz... verdad y mentira fagocitadas lentamente... sombras chinescas bajo el sol: un imposible. Y Morfeo sonríe: "tenías que haber elegido la ROJA, como todo el mundo que quiere ver el mundo tal cual es". Ya, joder, pienso. Pero necesito la MENTIRA para hacer un buen cuento... así, despacio y lento, que parezca que soy humano. (?)



"Durante la primera oleada me deleito acariciando uno de los cigarros que me he traído de la obra. El paquete estaba lleno de polvo y arenilla; unos restos ásperos procedente de ese despropósito laboral... así que tuve que meter el tabaco en una vieja pitillera de lata -que ahora también uso como cenicero-. El corazón me latía lento y absoluto. Los dedos se me iban a la pernera del pantalón y comenzaban a simular que tecleaban sobre un qwerty, el mundo a mi alrededor perdía claridad en los detalles -esa claridad que se le presupone a la vigilia y que se pierde en los sueños según se recuerdan, según se despierta uno-. Así, comienzo a fijarme en gestos sin importancia, intuyo un significado oculto y trascendente en la manera en la que he plegado la manta... O me sorprendo cuando recuerdo que no todo el mundo tiene dedos como insectos; de esos que repliegan la cabeza sobre el abdomen justo antes de atacar o salir volando hacia otro arbusto seco una tarde de verano. Durante la primera oleada, ese breve trance, sé que podría escribir un gran poema sobre la pesadez de estómago que me produce el polvo de cemento... Pero se va, siempre lo hace. Y comienzo a fumar cigarros de más, a perder las ganas volviéndome lento y torpe sobre el mismo espacio que había dominado a la perfección. No sé si os ha ocurrido alguna vez, pero al igual que la visión de mis dedos como insectos denotan una cualidad cercana a la enfermedad mental, la incapacidad de surcar una de esas oleadas, denota -a su vez- una carencia absoluta de talento creativo."
Extracto de "La caja de herramientas" (próximamente en la bandeja de RECHAZAR de alguna editorial).
"mal negocio el de venderos mi mierda como poesía"
Hora Zulú


"Tengo el cerebro podrido de tumores y al mismo tiempo refrescado por las nubes que quedan limpias tras la Tormenta perfecta".
Raúl dixit en modo mitosis.



Paradojas de Zenón

Íncipit. Los primeros son pasos breves, tanteadores. Introductorios. Tal vez circulares. Existía una idea difusa, seguramente generativa: se...