Dicen que hay cosas que están pervertidas por nuestra sociedad, por nuestro enorme error cooperativo llamado occidente. Se siente como la presencia de Satanás cuando alimentas demasiado a tu yo sexual, tu yo vanidoso, tu yo ambicioso, tu yo egoísta. Todos esos yoes deberían arder en una hoguera purificadora... O será, tal vez, que lo que defina nuestra especie sea lo accesorio, la actitud hedonista frente a la existencia... Las putas ganas de ser un YO en medio de una multitud, de ser el primero de la carrera, de follar más y mejor, de extinguir el ego ajeno para reafirmar el nuestro... Yo digo que les den, que les den a los hombres que quieren sentarse a la derecha del Padre, a los perfeccionistas que quieren evolucionar como seres humanos y todas esas mierdas, vale. Yo digo: "es tu momento... póstrate frente al Becerro de Oro y córrete a gusto..." Yo digo: "Agradece toda esta mitología de neón que explica un mundo de colmenas de cemento... Dale unos azucarillos a tu dios menor -márcalos con sus símbolos sagrados a lápiz- y cabalga a ese cabronazo... ¡Deslízate!".
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