octubre 29, 2019

La llave

La llave: y no, no es mierda lo que trae sino desgaste. El desgaste propio de que kafka te odie. De que aquel canal de YouTube cambiase su nombre de 'El Procastinador' a el 'El Pronosticador'; se trata de un tipo musculado que hace el gesto de disparar mientras arquea la espalda para que se le noten los abdominales, supongo. De nada, pupilo. De nada, de veras. Son delirios persistentes a la medicación: se llama memoria. En la llave oculto 2º ediciones, textos en los que un pedófilo fantasea con Harry Potter y le peta el cacas, Harry Potter... Dice el texto. Como Alberto Masa quise ser alguien y probé la droga: ahora le debo 800 cervezas y acompañarle en una paliza al alcalde de Brunete (éso es una broma) no tenemos tiempo para chorradas. Oculto en la llave el principio de una novela que Nak dice que debe acabar en el desierto, ¿sabéis que sólo hay un desierto en el mundo? ¿que es la misma costra llena de vida? Sí, sí, el desierto... Pero eran otros tiempos, otras caras, otra mano. En la llave oculto a mi asesino -para que lo encuentre, digo, tras rajarme mirándome a la cara-, un montón de palabras inseguras: yo era un cabrón entre palabras, yo he sido (si haber rapeado en mi vida) Dios del Rap, yo he sido ingresado en unidades de agudos porque los esquiroles me dejaron solo en la revolución contra las máquinas. El acto revolucinario deja de ser enfermedad mental en cuanto obtienes un seguidor. Gracias, pupilo por darme fuerzas, sé que me estás escuchando: decía el abuelo que dos votos hacen una realidad. Tengo el carisma del yonqui-loco-indigente, pero aguanto con un pie en disonancia social calzado con unas nikes. O-D-I-O y A-M-O-R, químicamente no se diferencian mucho, lo aprendí en Redes, creo. Tal vez me lo esté inventando, pero de eso se trata, ¿no? De mentir y parecer que estás diciendo la verdad, ¿no? Abro debate y todas esas mierdas. Con la llave soy más fuerte, y no os equivoquéis, escribo en Facebook como el que lo hace en un blog. Os tengo dicho que apenas salgo de mi muro, que echo de menos al jardinero por aquí. ¿Que por qué escribo? Sólo recuerdo que de pequeño mentía mucho (ésto es un plagio, una mamada, un halago, como todo lo que oculto en la llave).
Unabomber tenía razón, quizás su fallo fue cargarse gente: yo para evitar las ganas de apretar el gatillo escribo. La bala se estrella contra la pared, pasa rozando tus límites, tu piel, tu cráneo. Tal vez sea torpe disparando, pero todavía me queda la culata para aplastarte la cara hasta que no quede nada de ella, nada reconocible, digo. Cuidado. Que si has llegado hasta aquí ya te tengo atrapado dentro de mi llave.
La llave. La larva. El pen. Las putas palabras.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eh

R. Sánchez dijo...

Eh

Anónimo dijo...

¡Eres un puto chiflado encantador!

Me quedo con esta frase: el carisma del yonqui-loco-indigente.

Tienes ese espíritu del artista estilo Albert Pla que tanto me gusta...

Muy bien, chalado, en esa llave nos vemos. Cuídate lo suficiente para escribir un poco más.

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