enero 06, 2016

Escribir alguna mierda, nada de ficción, sólo un poema mediocre... yo disparo porque te veo surgir entre las sombras de una oscuridad a prueba de balas. Tú miras de lado y me clavas unas lister para escayolas en medio de la cara. Cosas de pulp: tijeras y recortes y cola sobre la mesa. En mi casa los ceniceros rebosan de colillas porque el tiempo entre humo es menos tiempo, es menos urgente, se deja un par de tics por cada tac: el tiempo entre humos se fracciona en un montón de islas frías y seguras. 

Alguna mierda con sentidos cortantes como el hielo, que hieran en la mente palpitante de palabras. El receptor siempre va a salir herido de la ceremonia: os dañamos por nuestro bien.

Una vez un punki me retó a que escribiera algo tierno. Eso es duro, le dije. Muy duro. A la ternura habría que amordazarla y darle con una pala en la cabeza; luego, con la misma pala, enterrarla junto con toda la esperanza que quede en el mundo. Enterradas.



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