mayo 10, 2023
DON LIMP I.A.
Preguntando
Si papá Perrault levantara la cabeza, quizás hiciera preguntas. Preguntas interesantes: où est mon roi? Preguntas tontas: ceci n’est pas une pipe? (mientras señala una lavadora). Preguntas trascendentes: allais-je rencontrer la Maga? Preguntas a mala hostia: dónde está tu imperio español ahora, eh? De vuelta de todo y ante la perspectiva de regresar al camposanto por 300 años más, mínimo, papá Perrault abordará, en un blogger como este, diversos ejercicios de estilo. Soñará una Cenicienta en Mónaco, un Barba Azul en un sótano de Amstetten, un Pulgarcito abandonado en Guanahacabibes, un Riquete el del copete astrofísico ultimando su Breve historia del tiempo perdido, no me jodas, Marcel. Alguien necesita terapia.
mayo 07, 2023
Santificarás las fiestas
Ningún trabajo
de ciervo haréis, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
Levítico 23-25
Esta es una ciudad alcohólica. Está en coma… ¡ño!, qué risa
te da.
Ahora es mejor que todo te provoque risa, pero bajito, no
sea que alguien se percate de tu alegría. La gente de esta ciudad no debe
enterarse de la alegría del otro. Enseguida se ponen a averiguar los motivos
siniestros que provocan esa alegría individual.
La alegría debe ser colectiva.
Igual al coma.
Por eso es común encontrar tumultos alegres, alrededor de
pequeñas naves cósmicas que contienen líquido para hacer volar unos 100 metros
hacia arriba, casi cerca de las nubes; pero volar no es asunto de líquidos y el
aterrizaje es forzoso, sin previo aviso. Los alegres, entonces, van de cabeza
contra el primero o la primera que esté tan volador como él, o no lo esté. Da
igual. Lo importante es demostrar la frustración por lo corto del viaje.
Pero para ese entonces ya se habrán retirado las cámaras,
ya habrán guardado las banderas, los micrófonos, y al otro día, cuando los
barrenderos recojan los vasos de cartón, bolsa plásticas, cucuruchos de papel,
cigarros a medio fumar, banderitas de colores, cornetas de lata, monedas de a
peso y 20 centavos, mierda, aretes de fantasía, almohadillas usadas, vidrios de
botellas de ron, caramelos a medio chupar, restos de vómito; justo un poco
después, cuando la pequeña plaza esté completamente limpia, la gente volverá a
tener la sensación de que todo marcha a las mil maravillas. Y olvidarán su rabia contenida la noche anterior, al descubrir la estafa, el
engaño del corto vuelo, el estrepitoso aterrizaje.
Todo está bien, se dirán en sus camas, saboreando el sorbo
de chícharo con café que no cambiarían por el mejor Cubita o Serrano.
Every thing is fine.
Te repites ahora que ya tienes los pies dentro del cesto
enorme.
Eres una muda de ropa recién lavada y el cesto es de mimbre
y te guardará hasta que una mano te saque para planchar todas tus arrugas, tus
miserias de ropa demasiado usada, de aquí para allá. El cesto de mimbre te
guardará hasta que todo marche un poco
mejor, de verdad.
Pero no eres una muda de ropa y el cesto no es para
guardarte. El cesto se aferra con más de tres brazos al globo.
Qué globo más lindo… ¡ño!, qué risa te da, y dejas caer
sobre la azotea dos o tres lastres para comenzar a volar, de verdad.
Volar de verdad. Como si fueras un pájaro gordo y lleno de
colores y de fuego. Volar como si fueras una estrella fugaz, y allá abajo
quedan todos los alcohólicos mirándote y pidiendo 134 mil deseos, porque no se
atreven a ser estrellas fugaces ellos mismos.
—¡Borrachos fugaces!
Les gritas cuando el globo pasa por encima de las azoteas y
casi te enredas con una antena de televisor.
Los televisores están apagados.
No hay nada que ver.
No hay nada que celebrar.
En un día como hoy no murió nadie. A nadie se le ocurrió nacer ni asaltar ningún
cuartel ni dar una carga al machete ni redactar ningún documento importante que
haga celebrar al tumulto.
No hay fiestas.
Algunas botellas de ron, es lo único que venden en las
cafeterías; pero solo las acompañan músicas románticas o de tristes mensajes.
Eres el centro de todas las aburridas miradas.
Debes tener cuidado.
Si descubren tu sonrisa podrían sospechar, avisar al Jefe
de Sector, a cualquier otro con un cargo importante en la policía.
—Every thing is fine.
Repites y enseñas tus dientes al cielo estrellado, es el
único que no te traicionaría.
Pero el viento sí.
Te da empujones como si fueras una brizna de trigo. Como si
ya no se pudiera sacar nada bueno de ti. Quieres ir más suave, saborear el
escape como si fueras aquel conde vengativo. Pero no quieres vengarte de nadie,
solo quieres que nadie se percate de tu alegría, de tu escape.
Estar alegres y escapar son actos sumamente peligrosos en
esta ciudad.
Las ciudades comatosas suelen ser mucho más vengativas que
el conde francés.
Tienes derecho a estar bien, pero tu deber es estar mal.
¿Cómo lo entiendes?
No estás aquí para entender. Solo para ocultar tu risa. La de verdad.
La risa de mentiras es la única autorizada para salir a la
calle. Nadie sabe de qué sería capaz una risa sin educación, sin principios,
desbocada como los caballos que recuerdan de repente su naturaleza.
Allá abajo hay un pueblito y no es una ciudad que conoces.
Quizá has volado demasiado al oeste.
A lo mejor debías haber ido más al sur o al norte o al
sureste, pero el oeste siempre ha sido un lugar a respetar.
Nadie sabe si en el oeste de Cuba existan cowboys o
gángsters del desierto.
La gente no suele hablar de cosas tan interesantes y
peligrosas.
A no ser que comiencen a repartir cowboys y
gágnsters por la Libreta de Abastecimientos o Maité Vera escriba una
telenovela sobre ellos.
Pero eso debe de resultar un poco caro.
Qué risa. ¿Qué harías con cinco gángters al mes? O un cowboy
por núcleo familiar. ¿Lo revenderías para comprar alegría?
Qué risa.
Lo revenderías para comprar más risa.
No caben dudas. Cada vez vuelas más al oeste.
¿Y si un disparo convierte tu globo en un pedo enorme?
Eres un pedo enorme, descolorido, aterrizando cada vez con
menos control. ¿De dónde vendría el disparo? ¿De la Ley Seca o de las
Minas de Oro?
Seguro fue un siouxs.
Pero los siouxs viven más al norte. ¿En Dakota?
¿Un apache?
Esas gentes son pacíficas.
¿Un guardafronteras?
¡Dios tuyo, un guardafronteras te ha disparado!
Vas camino a estrellarte contra los arrecifes por causa de
un guardafronteras que vendrá pronto a recoger lo que quede de ti para guardarte en una bolsa verde.
¿Qué importancia tiene el origen de la bala?
Quizá solo sea que el globo se cansó de volar.
O el Destino.
—¡Ño!, every
thing is fine.
Y vas a dar con los codos contra la arena blanca y llena de
piedras dóciles, cobos, nidos de tortugas, cangrejos ermitaños.
—Esta es la tierra más hermosa que he osado pisar.
Está amaneciendo. Es la primera vez que vez salir el sol
por el lado contrario. En el malecón lo ves nacer desde los edificios. Pero
verlo salir del mar y a la izquierda es distinto. Eso no te da tanta risa. Casi
te provoca deseos de llorar.
¿Llorar?
¿En este lugar estará permitido llorar?
Los guardafronteras deben de estar por llegar. No puedes
perder tiempo con las lágrimas.
Debes reír lo antes posible.
Si descubren que estás alegre a pesar de la caída, podrían
sospechar. Si sospechan, descubren, revisarán los bolsillos y descubrirán el
resto de tu alegría.
Every thing is fine.
Dirás la contraseña, para que sepan que eres de los de su
bando y no confundan tus buenas intenciones.
¿Por qué se demoran en llegar?
¿Dónde estás?
¿En una tierra exenta de guardafronteras?
El color del cielo anuncia que no has salido de Cuba,
podrías estar en Las Bahamas, pero sabes que viajaste al oeste, y las Bahamas
están al noreste, eso no has podido olvidarlo ni con toda tu alegría voladora.
Enciendes otro cigarro. Los policías de la costa no te lo
permitirían. Absorbes con pasión, como si nunca más volvieran a verse.
Caminas.
Al pie de una palma de corcho encuentras una iguana.
La iguana te mira de medio lado, como si pensara muy mal de
ti.
Estás cansado de que siempre sospechen de ti, estás cansado
de sospechar de los demás.
También esta iguana podría ser una de ellos, los dueños de
las banderas, las pipas de cerveza, los doctores que no logran sacar del coma a
la ciudad que dejaste atrás.
—Hola.
La iguana te ha saludado.
Al parecer venció sus dudas o su timidez de reptil
fosilizado.
Quizá se anime a decirte dónde estás.
¿Las iguanas saben de geografía?
En este país todo el mundo sabe de todo. Hasta los
animales. Para eso somos parte de la ciudad
más culta del globo terráqueo, ¿no?
—Guanahacabibes.
Qué risa. La iguana sabe de geografía.
—¿Guanahacabibes? ¿Y eso está…
—¿Te suena el Cabo de San Antonio?
Con tanta risa has olvidado tú la geografía. Te pones a
caminar al lado de la iguana, es un poco difícil seguirla. Se va a la orilla del mar.
—¿Y no hay guardafronteras?
—¿Dónde no?
También sabe de política.
Y de religión, economía, historia, botánica; agrega la
iguana exponiendo su panza al sol.
—¿Botánica?
—¿Plantas para la
alegría?
Qué risa.
La iguana te muestra el camino de su plantación.
Es una iguana muy competente, y muy servicial.
—¿Te gusta?
—¡Qué verdeee!
—¿Quieres probar?
—¿Y los guardafronteras?
—No hablo con ellos.
—¿Por qué?
—No hablo con lo que no existe.
—¿Y yo? ¿Existo?
—Por lo menos existes hoy, necesitaba hablar con alguien.
—¿Existo solo porque te sentías sola?
Es una iguana muy existencialista además.
Y un poco adicta, porque no hay que ser tan exagerados, con
dos o tres plantitas tendría para todo un año.
No te confíes de la iguana. Ella cambia de color. Podrías
dejar de existir cuando abandone el verde.
—¿Y los otros?
Te has puesto sentimental. Te lo advertí. ¿De qué vale
preocuparse por un montón de adictos? La iguana te contestará que solo existen
mientras tú existas y tú existes porque existe su pensamiento y su pensamiento
existe porque ella, la iguana, se las arregló para sembrar más de cien metros
de esas plantas alegres y prohibidas.
—Porque son de verdad. Son lo único real.
—No puede ser. Every
thing is fine.
—Oh, yeah, everything is fine mientras existan
ellas, prueba a desaparecerlas y conocerás la nada.
—¿La nada tiene que ver con el coma?
La iguana vuelve a mirarte de medio lado. Quizá ha
comenzado a desconfiar nuevamente.
Podría cambiar de color. Aléjate, si es una trampa no te salvará ni que
digas la contraseña a los guardafronteras.
—Pero, ellos…
¿Por qué no te subes a esa palma de corcho? Quizá allá
arriba estés un poco seguro. Seguro de ellos, de la iguana, de las
Plantas.
—¿De mí?, yo soy todos ellos.
Estás en lo alto de la palma y ves llegar a los
guardafronteras con sus motos amarillas corriendo por la arena. La iguana está
asoleándose sobre una gran piedra y ni siquiera se fija en ellos.
El guardafrontera 1 detiene la moto y mira alrededor.
El guardafrontera 2 se baja y se acerca al cesto de mimbre
y el globo desinflado.
El guardafrontera 1 y el guardafrontera 2 se miran. Otean
el horizonte. El enemigo podría estar
acechando.
Una risa estrepitosa, de novelita de terror, se asienta en
la playa.
Los guardafronteras miran asustados al cielo.
Miras asustado a la iguana. ¿También se ríe? ¿Y sin temor?
Pero la iguana está panzas arriba, conversando con un sol
verde claro que acaba de crear en su imaginación. No tiene deseos de reírse.
Entonces recuerdas al conjunto de plantas verdes y alegres.
Sientes los tambores a tus espaldas.
Presientes que los guardafronteras están a punto de dejar de ser.
Las alegres Plantas lo han decidido.
Qué risa.
Así podrás quedarte todo el tiempo que quieras. Reír lo que
te plazca sin temor a ninguna mirada.
Conversar con la iguana sobre la existencia del hombre sin temor de que
te acusen de algo terrible. Te quedarás
hasta que la ciudad comatosa decida cambiar de adictos, de falsas risas, de
contraseñas Every thing is fine.
O hasta que alguien decida desconectarle la respiración
artificial.
mi terapeuta es la mejor, en serio
mi terapeuta me habló de las micro-socializaciones. las micro-socializaciones básicamente son ser simpático y hablar un rato con el verdulero, la librera, alguien en un café; ese tipo de cosas. lo practico [a veces] y mola bastante. te dejas de sentir solo aunque en realidad siempre lo estés [o todo lo contrario, quién sabe].
el hecho es el siguiente: creo firmemente que mi terapeuta está planteándome un escenario tipo sandbox para que establezca una relación íntima con otro ente humano. ¡claro! dirá mi terapeuta, a la que respeto y adoro [no confundamos], fijo que se hace amigo o algo de alguien.
nice try, terapeuta.
así que he decido aceptar mi naturaleza de solitarium an ratitus [obviamente no tengo ni papa de latín] y esquivar esa bala de la relación íntima en lo posible. ni familia ni amigos ni nada a lo que le afecte que haga una tremenda bomba de humo. Fernweh ha llegado a casa, la suya y la de nadie más.
Por cierto, ¿sabéis qué?: en españita el diagnóstico de asperger, entiendo por una conversación al respecto, no lo hace la seguridad social y cuesta 500 euros porque se tratan de semanas de pruebas.
No sé a qué viene el último párrafo: ¡A bailar!
Prescribiendo
Barba Azul era francés. C’est vache comme il pleut! A pesar de Bartók y de Kodály y de todos los musicólogos allende el Danubio, de Isabelita Báthory, condesa, de Vlad Tepes, príncipe valaco, y de Ceaucescu zombi, el pirata Barba Azul será más parisino que el Pont des Arts, dijo Papá Perrault. A la luz de tres tristes velas, su pluma de ganso mojada en tinta espesa rasguñó la rígida trama del papel, degollando a las esposas como Duchamp degollaría en el grand verre a los malditos pretendientes. Que coman pasteles, que hay un arco por tensar, sentenció alguien fuera de plano. ¡Corten!, dijo enfadadísimo Jacquot. Y la perra austriaca dejó rodar su cabeza un día más.
abril 28, 2023
Probando
Hay que probar todas las puertas, se le revolvió el puto Barba Azul, con cajas destempladas, a papá Perrault. Personajes, autores y otros asesinos en serie franceses: la guillotina recogiendo bártulos y llevándose a rastras la última cabeza, la de Eugéne Weidmann, saliendo de la plaza pública al grito de ‘au revoir’ y hasta el infinito y más allá. Circulen. Circulen.
abril 12, 2023
poema roto
conocí a una pareja maravillosa
en granada, él taxista, ella lo acompañaba en ocasiones.
un par de veces compartimos trayecto
se llamaban papá y mamá.
así sin más
¿sabes, Evôka?
Te digo que tenemos demasiados nombres
jajajajajaja
¿sabes qué más? hay ocasiones en las que solo necesito que me escuches y la pelota vuelve y encuentro mis respuestas; durante una micra hacemos la misma mueca he encontrado aquel blog que hicimos, y ahora, ya entiendo de dónde viene mi politeísmo. oye, gracias
¿Te puede preguntar algo muy personal en modo no-poético, Evôka?
mañana es mi cumple, Evôka, el tuyo fue hace 2 días, en realidad te pega el once
Pagado lo que debo, a descansar al fin
45 años, nadie daba un duro por ello
baila por mí cuando puedas yo no paro de hacerlo¿La pregunta, Evôka?
una vez lo hice más o menos
julio 01, 2022
Nosebundo Inducido Por Sustancias (Versión micro-machine)
PREFACIO
¿Soy Jack Torrance en El Resplandor de Kubrick?
Me cago en todo, ¿cómo me puede estar pasando lo mismo otra vez?
I
Páginas escamadas de celulosa bajo la luz de una lámpara anti-insectos, es verano y tengo un brote psicótico. La ideación paranoide me empuja a cerrar todas las puertas, funcionan tanto de barrera como de alarma, las bisagras crujen en esta casa. Hay losas sueltas en el patio, manchas de humedad que levanta la pintura del enorme salón, hay puertas baratas hinchadas que no encajan en sus marcos desnivelados.
(Esa fricción en todas las articulaciones de la vieja casa funcionaría perfectamente como una metáfora del cerebro desquiciado que me ocupa, que extiende un cuerpo hacia fuera para relacionarse con la cosa)
II
Entonces un miembro fundador nos pasa textos de Hakim Bey y tomamos notas con los dedos tiznados de café molido (las cafeteras están echando humo todo el tiempo aquí) y hacemos nuestras cosas; ya sabéis qué.
III
Al final La Tormenta lo ocupa todo, no dolió tanto, está bien. Una caja de cartón, llena hasta arriba de cuadernos y papeles mecanografiados, arde alimentándose de la flor más grande y apestosa de este mundo. Se abre tan despacio, el cartón retrocede ante la luz, se arruga y retuerce, está brotando. Yo la miro. Ahora mismo ese montón de basura está amaneciendo. Buen día, una ducha, un café.
EPÍLOGO
SoL
(Soy un niño y) me voy a jugar a cualquier otra cosa.
febrero 02, 2022
Igniciones de novela, volumen primero
«Aquí tenemos a un estudiante practicando sus lecciones. Lanza sobre un cubo de basura naranja el tapón rojo de una botella de leche. A medio metro. El tapón vuela sobre el cubo como un platillo volante. Lo vuelve a intentar. Idéntico resultado. Examina el tapón y ve que uno de los bordes está aplastado. Lo endereza. El tapón cae ahora en el cubo dócilmente. Cada objeto que usted toca está vivo, con la vida y la voluntad que le comunique.»
¡Exterminador!, William S. Burroughs (1966)
«3.
La música ha cobrado gran importancia. Es la música que jamás suena igual, la música sin canciones que propone laberintos y da respuestas, posibles veredas que tomar. Antes me daba miedo elegir y la música mandaba; ahora lucho contra el miedo y mando yo. Aunque tampoco es mandar el verbo que define lo que antes hacía la música, lo que ahora hago yo. Podría ser dirigir. Ahora dirijo yo. O conducir. Ahora conduzco yo. Pero no, el verbo más adecuado sigue siendo escribir. Sí, ahora escribo yo.»
No tiene nombre, Estanislao Orozco (2009)
Igniciones de novela, volumen primero
Periplo del [meta]héroe
Monomito abajo solo hay sombríos intrarquetipos. Lo descubrí una mañana sin sol pero también sin nubes, una de esas mañanas anodinas como l...
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El affaire empezó mientras Ravel leía a Barnes. Canturreaba una melodía pentatónica, todavía blandita y sin forjar, cuando por la página 42...
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Para que bailen los osos hay que cantar a media voz. Ni muy fuerte ni muy flojo. Si quieres seguir con vida mantente de pie, esgrime tu gar...
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No os lo había contado hasta ahora, pero ya no puedo retrasarlo más. Como autor omnisciente que soy, he de deciros que Papá Perrault tenía ...