NO ENTIENDO EL TIEMPO, SU TRANSCURRIR. Debe ser porque cada mañana me prometo suicidarme mañana y cuando despierto es hoy. No entiendo el segundero ni el minutero: siempre me costó leer los relojes analógicos, será porque ese día que los estudiamos, en 3º de EGB, me había cagado encima por miedo a más gritos, y claro, las páginas de aquel libro aun hoy me apestan a mierda.
No entiendo las interrupciones en mi minúsculo espacio en blanco del puto TIEMPO. No creo en él. Es un constructo estúpido, el TIEMPO; ya que soy eterno hasta el día del DMT, de mi muerte, la única que experimentaré en tiempo subjetivo y REAL. No entiendo la pesadez de ser joven o viejo o mediano o niño o anciano..., es que, sucede, que no lo entiendo. Sé tan pocas cosas, INTUYO tanta verdad en las palabras que te dije en trance, medio dormido, mientras me acunaba tu voz, la mía, y no lo recuerdo, te decía TODA la verdad.
Entiendo el truco del farsante, he rechazado, en delirios, TODA la fortuna que podría querer un cuerdo. Entiendo que he tensado las cuerdas de los chicos malos, sólo palabras, ¿recuerdas a Hamlet? ¿Recuerdas a Ofelia? Yo no, tengo una memoria juguetona como Loki, que me castiga y me premia por encima, mucho, de mis hechos. Entiendo que los pobres me roban unas gotas de mi océano y presumen de su riachuelo (esta última frase de Khalil Gibrán), no entiendo el plagio como un insulto sino como un halago.
No me pliego a normas ni pareceres, escribo esta misiva que no cabe en seis palabras, ni de coña, será larga como el TIEMPO del universo...