A lo lejos sonaba un blues de Johnny Temple. También el puto Souvenir de Damia, cierto ruido de sables de los generales antiperonistas, tres docenas de preludios de Debussy y el metro de Montparnasse en colisión frontal con el ómnibus a Chacarita. ¡Menuda escabechina gore!, gritó papá Perrault: c’est mon Petit Pourcet, mira que lo amo con locura, pero ya no sé qué hacer con él. Siete cabezas cortadas al amanecer. Precocinadas. Podría haberlas salvado, montar sus siete novias para siete hermanos barroco, pero el viejo sádico las dejó a los pies de la violencia vicaria. Alguien robó las botas de siete leguas y puso a cocer en ellas un palé entero de huevos, a rellenar más tarde con las yemas, atún de lata y mayonesa casera. El último día de rodaje, Jeunet y Caro tenían el colesterol por las nubes.
mayo 18, 2023
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