enero 27, 2024

Préludes

 El assez lent et trés espresif de 1913 es tragarse a Ravel entero. Minuto y medio para darse un atracón sin tener que tirar de almax, como con Dafnis y Cloe o Gaspard de la Nuit, que son platos contundentes. Esto es cuñita de pélardon, tomate trinchado y copazo de tinto. La sinopsis de la dieta mediterránea. Por el contrario, el arranque de Le Tombeau de Couperin resulta deliciosamente hipnótico, un dejarse caer por los salones de moda, devaneos de musas quizás algo obesas y nadar, nadar en un aperitivo entre el dulce y el salado, no sé, quizá un canapé de tomme con la mermelada de cerezas justa. Dicen las malas lenguas que Ravel destruyó en su juventud tantos preludios como fugas, por académicos, rígidos y reaccionarios. Y que comía manzanas fuji hasta el empacho. Pero las malas lenguas son como las buenas y mienten. No puedes dejar que las habladurías te atraviesen de nostalgia por escuchar cosas que nunca existieron más allá de unas tardes de trabajo y unos garabatos en la pauta. Qué insano. Juegos de agua (mimolette), el concierto en sol (livarot), la silueta de Don Quijote declamando versos a Dulcinea, palabras que serían las últimas (reblochon). ¿Acaso no es suficiente la realidad sin tener que echar mano de lo posible? ¿Es que queda algún fermento lácteo por redescubrir? Dejemos el sucio husmear por entre archivos inmaculados y cavas olorosas para los sabios tañedores y los gastrónomos anacoretas. Vivamos, mea Lesbia, aquello ya pertinentemente catalogado. La vida es un prélude a la inexistencia, un calentamiento para la danse macabre de los que nos precedieron, que será la nuestra, la de Ravel, la de Quijote y Cartouche, la de Pizarnik, Barba Azul y Báthory, el fin de los inocentes y de los culpables, el severo regreso a la nada. La vida es la exuberancia adolescente mirándose al espejo. El sabor amplio del chabichou. El clave bien temperado. Si alguien me preguntase qué es para mí la muerte, diría no escuchar más Ravel, pero la verdad es que lo que más me joderá, egoísta de mí, va a ser no volver a catar el queso. 

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