Hay que probar todas las puertas, se le revolvió el puto Barba Azul, con cajas destempladas, a papá Perrault. Personajes, autores y otros asesinos en serie franceses: la guillotina recogiendo bártulos y llevándose a rastras la última cabeza, la de Eugéne Weidmann, saliendo de la plaza pública al grito de ‘au revoir’ y hasta el infinito y más allá. Circulen. Circulen.
abril 28, 2023
abril 12, 2023
poema roto
conocí a una pareja maravillosa
en granada, él taxista, ella lo acompañaba en ocasiones.
un par de veces compartimos trayecto
se llamaban papá y mamá.
así sin más
¿sabes, Evôka?
Te digo que tenemos demasiados nombres
jajajajajaja
¿sabes qué más? hay ocasiones en las que solo necesito que me escuches y la pelota vuelve y encuentro mis respuestas; durante una micra hacemos la misma mueca he encontrado aquel blog que hicimos, y ahora, ya entiendo de dónde viene mi politeísmo. oye, gracias
¿Te puede preguntar algo muy personal en modo no-poético, Evôka?
mañana es mi cumple, Evôka, el tuyo fue hace 2 días, en realidad te pega el once
Pagado lo que debo, a descansar al fin
45 años, nadie daba un duro por ello
baila por mí cuando puedas yo no paro de hacerlo¿La pregunta, Evôka?
una vez lo hice más o menos
julio 01, 2022
Nosebundo Inducido Por Sustancias (Versión micro-machine)
PREFACIO
¿Soy Jack Torrance en El Resplandor de Kubrick?
Me cago en todo, ¿cómo me puede estar pasando lo mismo otra vez?
I
Páginas escamadas de celulosa bajo la luz de una lámpara anti-insectos, es verano y tengo un brote psicótico. La ideación paranoide me empuja a cerrar todas las puertas, funcionan tanto de barrera como de alarma, las bisagras crujen en esta casa. Hay losas sueltas en el patio, manchas de humedad que levanta la pintura del enorme salón, hay puertas baratas hinchadas que no encajan en sus marcos desnivelados.
(Esa fricción en todas las articulaciones de la vieja casa funcionaría perfectamente como una metáfora del cerebro desquiciado que me ocupa, que extiende un cuerpo hacia fuera para relacionarse con la cosa)
II
Entonces un miembro fundador nos pasa textos de Hakim Bey y tomamos notas con los dedos tiznados de café molido (las cafeteras están echando humo todo el tiempo aquí) y hacemos nuestras cosas; ya sabéis qué.
III
Al final La Tormenta lo ocupa todo, no dolió tanto, está bien. Una caja de cartón, llena hasta arriba de cuadernos y papeles mecanografiados, arde alimentándose de la flor más grande y apestosa de este mundo. Se abre tan despacio, el cartón retrocede ante la luz, se arruga y retuerce, está brotando. Yo la miro. Ahora mismo ese montón de basura está amaneciendo. Buen día, una ducha, un café.
EPÍLOGO
SoL
(Soy un niño y) me voy a jugar a cualquier otra cosa.
febrero 02, 2022
Igniciones de novela, volumen primero
«Aquí tenemos a un estudiante practicando sus lecciones. Lanza sobre un cubo de basura naranja el tapón rojo de una botella de leche. A medio metro. El tapón vuela sobre el cubo como un platillo volante. Lo vuelve a intentar. Idéntico resultado. Examina el tapón y ve que uno de los bordes está aplastado. Lo endereza. El tapón cae ahora en el cubo dócilmente. Cada objeto que usted toca está vivo, con la vida y la voluntad que le comunique.»
¡Exterminador!, William S. Burroughs (1966)
«3.
La música ha cobrado gran importancia. Es la música que jamás suena igual, la música sin canciones que propone laberintos y da respuestas, posibles veredas que tomar. Antes me daba miedo elegir y la música mandaba; ahora lucho contra el miedo y mando yo. Aunque tampoco es mandar el verbo que define lo que antes hacía la música, lo que ahora hago yo. Podría ser dirigir. Ahora dirijo yo. O conducir. Ahora conduzco yo. Pero no, el verbo más adecuado sigue siendo escribir. Sí, ahora escribo yo.»
No tiene nombre, Estanislao Orozco (2009)
Igniciones de novela, volumen primero
enero 28, 2022
enero 25, 2022
Mi fondo de navegador es un montón de cafeína, los dedos torpes fallando más de lo que pueden, debería escribir, escribir, escribir. Tal vez desnudarme y subirme en cuclillas a la silla y encorvarme sobre el ordenador. Dejar que me ilumine la piel de cadáver como a una gárgola medieval. Todo piedra vieja y sonrisa. Dejad que haga el mal con la palabra, el daño al no nato, el surco en la cabeza de la novia, el reír obsceno del juez gordo y fascista mientras dicta sentencia. Oh, señor, déjame ser el canto último del embrión en los paisajes de la guerra, déjame cabalgar de nuevo, déjame respirar agua en contra de todo lo aprendido entre primates y caníbales. Si el padre dispara el hijo debe apartar la cabeza. Dientes afilados en los huesos del cráneo. Me pierdo entre un montón de palabras, que de compactas, me lapidan. Me he construido una tumba, una vez más. Dejo la escritura para otro momento.
El dolor me asalta desde el pasado. Veo como mi avatar es maltratado constantemente por pandilleros navajeros.
Extracto.
enero 17, 2022
INGRATO OFICIO EL DE CONSPIRAR
«Su bondad les provee de todo lo que puedan necesitar...»
Se cuenta entre murmullos en las salas de espera de salud mental, se narra en cuadernos de notas donde se grita a voz en cuello toda la verdad que el oficio de conspirador es propio de seres dolientes. Lo que comienza siendo un acto de cooperación más cercano a la pertenencia a una ONG, acaba por obsesionar a los conspiradores.
Ingrato, ingrato es el oficio de conspirar.
Y nada queda al final, salvo la inmensa pena del fracaso o la inmensa pena del éxito, de haberlo visto y hecho. Sucios conspiradores.
Todo comienza con largos domingos. Con una lesión en la cancha de fútbol sala, con un despido y el regusto, ya demasiado amargo, del vino en el fondo de la garganta. Todo comienza con la depresión y el vacío. Los conspiradores, aún sin serlo, se fijan en una octavilla que publicita la conspiración como forma de apoyo a la comunidad. Los pasos a seguir son sencillos: rellenar un impreso y presentarlo en un estanco junto con el Certificado de Legados y Penales que también se puede obtener allí mismo.
Entonces, los seleccionados reciben una carta de agradecimiento y comienzan a llegar los informes.
Estimado Sr. Fulano, Estimada Sra. Zutana:
Bla, bla, bla, ha sido usted seleccionado/seleccionada para formar parte del decimoctavo grupo de conspiración ciudadana de su zona. Muchas gracias por su colaboración en los procesos de reeducación ciudadana del agente contaminante. Esperamos que el oficio le sea grato y que el proyecto solucione los problemas detectados en su localidad.
Reciba un cordial saludo del Coordinador de Bondad Ciudadana. Una vez más, gracias.
Recibirá los informes en breve.
Suerte.
Firma de Mengano.
Sello del departamento de Coordinación de Bondad Ciudadana.
Fin del primer informe. Tono impersonal.
El primer informe que recibió Yolanda, y así sería en lo sucesivo, no eran más que cuatro fotografías. Al contacto con el sobre sintió un escalofrío...
La cara del agente contaminante se rompía de lado a lado y de izquierda a derecha en un odio sincero mientras -la foto estaba algo emborronada por una obturación lenta- giraba la mirada y arrastraba el desprecio desde la cara de su pequeño a la botella del alféizar. Al fondo de la instantánea, la mujer sostenía una niña aún más pequeña. Alcohol y cigarrillos. Le recorrió un escalofrío. El agente contaminante está sentado en el sofá con las piernas abiertas, procurando ocupar todo el espacio que podía y algo más. Dando un manotazo al aire y mandando callar a su mujer. Escalofrío. Sólo eran cuatro fotos de un alcohólico, sólo eso, pero los niños lloraban en todas y la mujer tenía expresión de derrota. El agente contaminante arrojaba las cenizas de sus cigarrillo directamente al suelo del salón. En la última aparecía con el uniforme de la empresa municipal de conductores de autobuses urbanos, los faldones de la camisa a medio meter. Un conductor de autobús que bebe.
Guardó las cuatro fotos en el sobre y el sobre en su carpeta de trabajo. Salió del zaguán y se encaminó a la facultad. Otra mañana corrigiendo exámenes.
SEXO
Y nos convertimos en máquinas expendedoras de placer el uno para el otro. Olvido el penacho recortado del pubis y los labios rasurados y me centro en comerme ese coño a boca llena. Házmelo, dice. Déjate hacer, digo. Carne e ideas. Los cuerpos piden un estímulo tras otro; hay que ir escalando, deslizándose hacia arriba por la curva de placer, alcanzar un pico y estremecerse... dámelo.
Juguetea con ese pezón, lame el glande, muerde el cuello... Rózate con su piel recién exfoliada y disfruta del tacto de sus tetas, del tacto de la yema de sus dedos que rasca alguna respuesta química en forma de premio. Fóllame. Nos convertimos en la máquina conectada al cerebro del otro. No hay cables que lleven a un electrodo que se hunda en la carne y descargue sobre el blando cerebro un chorro de electrones que terminen por confundir la actividad eléctrica en química. No hay cables, ni cortes en la parte frontal de la piel que se tensa sobre el cráneo, no hay cables que nos unan y nos electrocuten; son mis dedos que entran en su boca que pide lubricar mi índice y mi corazón para que entren mejor en su coño. No hay cables, ni cuchillas, ni mallas conductoras que tiran hacia arriba de los pelos de la nuca por la tensión... No me están hurgando en el cerebro ni las batas blancas ni el olor a desinfectante; porque no hay cables, sólo piel.
Y entonces entran en juego los sistemas de ventilación, nuestros cuerpos necesitan ventilarse para no arder demasiado en el proceso. Embisto con la cadera, recibe mi embestida amortiguándola con la suya. Es así de fácil, pura mecánica. El aire nos utiliza como conducto por el que viajar. Me follas. Te follo. No hay nada más. El aire entra y sale a voluntad, nos circula. ¿Alguna vez habéis reído a carcajadas durante el sexo? De pura dicha reímos: es un resorte bioquímico que nos premia por hacer caso a nuestros imperativos. Orden cumplida, dame boca, orden que se transforma en risa. Ella tiene los ojos golfos y se le tensan los músculos bajo la piel. Ella acaba con un estertor, se le arquea la espalda y oculta la cara y aprieta los ojos y enrojece. Se oculta la cara para correrse bajo la almohada, pero yo la retiro con algo de brusquedad y exijo mi premio. Orden cumplida. Acabo -ya con mi premio- sin demasiada contundencia, pero acabo.
Y me pongo en modo pausa. Ella también está en pausa. La orgía de información ha terminado.
diciembre 16, 2021
RUIDO
noviembre 24, 2021
Videojuegos y depresión: Halo Infinite
Yo + Depresión igual al Desastre. Yo + Depresión + videojuegos igual a Quietud. Me ha sorprendido mucho el Halo Infinite, pero no me refiero a cómo se siente disparar (es maravilloso) o a a fluidez del movimiento y a que, cada sensación de juego, sea satisfactoria sin fisuras. Es un juego que te premia por jugarlo sin más, sea cual sea el resultado individual o de equipo. La coña es que llevo jugando videojuegos unos 35 años, tengo 43, empecé con 8, haced la cuenta. Joder, hasta yo me he sorprendido al hacer el cálculo. En cuanto a Halo Infinite tiene algo que admiro muy mucho, más allá de las mecánicas, es su honestidad con su naturaleza de videojuego. Y esto afecta a casi toda la saga, pero se acentúa mucho más en este último título dado el tiempo en el que se ubica. Los videojuegos (exceptuando quizá a los locos de Nintendo) han ido poco a poco huyendo de su identidad estética de videojuego, se han acercado al cuanto más real mejor cuando no directamente al cine. Analizando el personaje de Halo Infinite (y el de toda la saga) tenemos al Jefe Maestro, que es un súper soldado con casco y armadura. Lo del casco, a priori, parece una chorrada, pero es mucho menos costoso modelar un casco que una cara llena de expresiones. Lo-que-sea. También es un FPS, así que... En cierta manera, el Jefe Maestro es un arquetipo infantil que sólo sirve para jugar.
¿No estás plagiando a tus youtubers predilectos de videojuegos? Descaradamente, sí.
Periplo del [meta]héroe
Monomito abajo solo hay sombríos intrarquetipos. Lo descubrí una mañana sin sol pero también sin nubes, una de esas mañanas anodinas como l...
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El affaire empezó mientras Ravel leía a Barnes. Canturreaba una melodía pentatónica, todavía blandita y sin forjar, cuando por la página 42...
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Para que bailen los osos hay que cantar a media voz. Ni muy fuerte ni muy flojo. Si quieres seguir con vida mantente de pie, esgrime tu gar...
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No os lo había contado hasta ahora, pero ya no puedo retrasarlo más. Como autor omnisciente que soy, he de deciros que Papá Perrault tenía ...