mayo 30, 2023

Un último hilo de esperanza

 UN ÚLTIMO HILO DE ESPERANZA

Entraron al recinto disparando y matando a todos los guardias que estaban allí, no tenían mucho tiempo para acabar con su misión: acabar con todos los menores. 
Un comando terrorista decidió asesinar a todos ellos el día de las ejecuciones, decían que así acabaría esto. Era un trabajo duro y sangriento, pero, ¿cómo iban a parar sino esta catástrofe de asesinatos y violencia? 
Todos los menores, niñes de 4 años incluso, se asustaron y se fueron al fondo mientras el grupo apuntaba con sus metralletas ligeras a sus pequeñas cabezas.
- ¿Crees que esto está bien? - preguntó Cris a quien llevaba el mando en esta misión, Albert. La mano fuerte de Cris temblaba, y no por el hecho de matar ya que no era su primer asesinato, sino por lo que estaban a punto de hacer.
- Claro, no tenemos más opción. Si ellos mueren no habrá más ejecuciones. Todo esto acabará. No habrá nuevas generaciones que puedan votar a base de machetazos - concluyó Albert cuadrando la mirilla en la cabeza de una niña de 6 años.
Cris se echó a llorar al ver como disparaban a aquellas pequeñas criaturas indefensa, pudo ver como caían y como ellos se reían al hacerlo. Ella también disparó, pero no a les niñes, sino a sus compañeros. Esto creo una confusión y se apuntaron entre ellos sin saber que estaba pasando.
- ¿Qué coño haces, gilipollas de mierda? - gritó uno de los asesinos.
- Dispara a los enemigos, no a nosotros. Deja de llorar y terminemos esto antes de que vengan más militares - dijo Albert girándose para seguir disparando a les que intentaban huir del lugar.
- No. Puede que esta sea la única opción que tenemos, pero ellos no han hecho nada. Si para acabar con esto tengo que asesinar inocentes estamos haciendo lo mismo que los gobiernos. Paso - sus ráfagas inesperadas dieron en el blanco provocando un tiroteo que duró unos pocos minutos.

Los militares llegaron y vieron el escenario. Todo estaba lleno de cadáveres, tanto de gente adulta como de jóvenes y niñes, pero al contar vieron que faltaban niñes, bastantes además. Alguien los había secuestrado y ahora estaban bajo su custodia. Por los demás avisos no solamente pasó en ese escondite, sino que hubo varios escondites con la misma situación, secuestro de la siguiente generación que debía de votar dentro de 4 años.
Algunos familiares lloraron por el secuestro, otros juraron venganza por aquellos pedófilos secuestra niñes y otros se alegraron de saber que no iban a tener que soportar nunca esta democracia. Ahora serían libres, o al menos ese era su último hilo de esperanza, ya que no querían ni que murieran ni estuvieran en manos de pedófilos.

mayo 26, 2023

Parranda

 Menudo elemento, el padre de Cenicienta. El puto Walt Disney nos hizo creer que estaba muerto, pero en realidad estaba de parranda. Qué fijación por la tortura infantil, papá Perrault, fijación de las de llevar una foto de la silla eléctrica en la cartera. Un juego de cuchillos chinos. Unos alicates. Conste en acta que esa sonrisa con la que leéis estas líneas delata que lleváis en los bolsillos el morbo sádico de la Báthory, el morbo sádico de un águila de sangre, el morbo sádico de los primeros obispos. Yo quería introducir con suavidad la figura de Ravel en esta ecuación rococontemporánea, pero se me han adelantado la terribilità de Euterpe montada en la literatura del exceso, los cuentos de las criadas tañedoras de vihuela, la antolorgía de Hildegarda en su convento de filarmonías. Y entonces, solo entonces, se pueden escuchar con nitidez los bufidos ternarios de Jean Echenoz tarareando el Assez vif, trés rythmé mientras mata a puñaladas al padre de Cenicienta. 

mayo 25, 2023

Deglutores de especia o especiáfagos vol 2

 Deglutores de rocas doradas preparan su compota con un pez oculto en la palma de la mano. No les hable, que están a punto de desayunar y ejercer de elegantes en medio del yermo. Deglutores de rocas doradas disuelven su compota cristalina en un café mediocre. clin clin clin: la cuchara contra la loza. Tienen los labios tiznados por los vapores del opio que inhalaron sus abuelos. Artaud, hazte mago negro, anda.

¡Los locos nunca manejarán este BARCO! Tarde, eh. Parad de lanzar proclamas decimonónicas como el Litio. Toyacos psiquiátricos reciben relojes de marca de un visitador médico [gran perfil comercial: muchacho ¿me pregunto si prefieres ser del Planeta o de Los Pingüinos? Porque la cara de puta ya me traes, ¿eh?].

Esa gente que hace que me odia y no paran de tomar notas de cómo se HACE cuando HABLO. Sólo somos yo y mi ellos: todos tenemos de eso. 

¿En serio estáis criando purasangres para intentar venderlos a las caballerizas del Señorito andaluz? ¿En serio? NO SABES QUÉ ASCO ME DAS. Pero te quiero igual, eh. Sólo que prefiero no escucharte, no verte, no leer tu bazofia ni pensar en contarte todo lo que sé de ti. 

 

Ánimo, ya llegará. 

 

Desbarrando con especial dedicación a casi todo el mundo. Ellxs saben. 

 

Not me.

 

Fdo. La mosca en el ojo 



Caramelos

Hace tiempo que los niños de lenguas inquietas se cansaron de lamer golosinas: ya nunca más caerán en esa trampa.

Ahora se esconden en lo profundo del bosque. Tras las ramas secas de los árboles. O bajo la tierra húmeda. Son huesos sobre carne y observan con las cuencas de los ojos hundidas.

Ellas lloran porque saben que las están buscando y que pronto no quedará ninguna. Todas las brujas serán mordidas por sus dientes infantiles y destrozadas a bocados con sus muelas de leche.

Masticadas. Deshechas.

Porque los niños muertos nunca olvidan a quien les ofrece caramelos.


Beth Lázaro 


mayo 24, 2023

Esto debe acabar


ACABEMOS YA


Después de tanto tiempo, ya era la hora. Las dos llevaban un tiempo evitándose, una huía de la otra y la otra la dejó de buscar, no podía estar detrás de ella todo el rato, tenía otras cosas que hacer. Ella, Muriel, estuvo planeando todo. Estaba llena de sangre y sesos, de basura y de mierda, necesitaba un baño urgentemente pero no podía perder el tiempo en ello, el tiempo no estaba para nada a su favor. No tardó en llegar la otra, la otra Muriel, que ahora ya no quería llamarse así porque no quería ser parte de ella, ya no, ahora se llamaba Sonam. 
- Joder, ¿has montado todo esto por mí? - gritó Sonam mientras se quitaba el sudor de la frente por tener que subir aquella colina - Me cago en la hostia, tía, al final vamos a parecernos y todo.
Muriel sonrió con aquella frase, pero no tardó mucho en volver a ponerse seria. Se echó su pelo mugriento hacia atrás y se dirigió hacia ella a paso firme y lento. 
- Tenemos que hacer esto, Sonam. No podemos seguir así. Por favor, hagamos esto - masculló Muriel mientras pasaba con cuidado por los cadáveres de todos aquellos nazis que se había cargado para atraer a su compañera - Ven aquí. Por favor.
Sonam se quedó mirando los monolitos a su alrededor y como estaba todo lleno de sesos. Los cadáveres habían sido asesinados con mucha violencia, como a ella le gustaba, eso era lo que le atrajo, el sabor de la violencia explícita. Se acercó un poco más a ella y se reflejó en Muriel, eran exactamente iguales, era ella.
- No podemos hacer esto. Tú eres muy blanda, quieres hacer un babanohoptero, quieres peluches lindos y dar abrazos - gruñó con rabia - Y yo quiero arrancar las tripas a los políticos, comer mierda del culo de algún muerto. No podemos hacer esto. Ya no somos la misma persona, cariño - acarició con dulzura la mejilla de Muriel que se sonrojó al tacto.
- ¡No saques lo del bananohoptero! Era un secreto nuestro... - agachó la cabeza y una lágrima le cayó por la mejilla - Antes era distinto. Podíamos ser la misma. Recuerdas aquel día en nuestro portal, fue tan..
- No digas nada de eso o te mato aquí mismo.
- Fuimos muy felices. Fue la primera vez que nos vimos. Éramos felices. Éramos una y ahora ...
- Todo ha cambiado, Muriel. Antes... te querías. Después de todo ese descuido, de caer en las drogas, en automutilarte y destruirte poco a poco, no podía estar en ese cuerpo. Ya no podía, me estabas matando poco a poco. Tenía que salir de allí
- Pero ese día en el portal...
- Ese día no fue feliz, Muriel. Fue la primera vez que empezaste a fumar y a drogarte. No era feliz, solamente estaba bajo los efectos de los porros, pero yo no quería. Necesitaba salir de allí y al salir salió toda mi rabia, necesitaba sacar mi furia. Tú nunca lo hacías, te escondiste en las drogas.
Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de las dos chicas, parecía que una lloraba frente al espejo, pero realmente estaban una frente a la otra.
- Ahora sí. Mira - señaló a todos los nazis muertos - Ya se sacar esa rabia. Lo estas viendo, puedo hacerlo. Solo necesito estar contigo. Que estés aquí. Que nos queramos.
Sonam no dijo nada, solamente se lanzó hacia ella y le plantó un beso en la boca, un beso que hizo que volvieran a ser una. Muriel, o Sonam, cayó al suelo de culo y se puso a llorar de nuevo. Ahora volvía a ser ella, podía dejar toda aquella mierda autodestructiva y ser feliz. Ya no era ni Muriel, ni Sonam, ahora su nombre es Gabriel. Y este Grabriel iba a ser dulce con quien lo merece y violento con aquellos que le jodieran. Rabia y dulzura. Amor y guerra. Ahora es cuando era feliz y sabía que su otro yo también lo era.

mayo 23, 2023

La máquina

La máquina me pide que la alimente. Me suplica. Cada noche oigo su voz ebria como un soplido en mi oreja y me estremezco. Sus susurros me acompañan y me tientan. Cuando duermo, sueño con esa música que rumia en mi cabeza como un martillo que me golpea el cráneo; y solo se apaga, cuando vuelvo a oírla en la vigilia.

Cuando vuelvo a la máquina. Qué paradoja.

Y siempre vuelvo. Porque estar cerca de ella, calma mis demonios durante unos instantes que valen el oro que le doy para que se nutra.

Come. Devora. A cambio me deja jugar con ella. Soy feliz mientras dura el juego. Pienso, tontamente, que algún día me hará rico. Pero, de pronto, se acaba. Las luces se apagan. La música cesa. Allí pierdo siempre más de lo que gano y finjo que no lo sé. Porque ansío la máquina. Porque la máquina me transporta a un mundo lejano. Ajeno. Extraño.

Es un portal.

Vuelvo a casa. Siempre pensando en la máquina. Mi mente se llena de música en bucle y tintineo. Tarareo. Abro la puerta y me reciben mis hijas. Me sorprendo al verlas porque la máquina logra que me olvide de cualquier cosa. Mis hijas me piden que las alimente. Me suplican. Cada noche oigo sus voces implorantes.

Pero no tengo nada. Como siempre, la máquina se lo ha tragado todo.

Quizás, algún día, me trague a mí también.


Beth Lázaro


mayo 22, 2023

especiáfagos

Deglutores de hachís añaden su compota al café para el desayuno. Trajes blanco hueso como si el viejo y asqueroso del Tío Lee siguiera vivo: demasiada gente maldiciendo a Kurt Cobain como para que no decida volarse la cara de un disparo; le debo un cáncer de pulmón a Kurt. Ese tipo de cosas. Soy un genio, el escritor predilecto de tu escritor predilecto: me han visitado en delirios y ascensiones. Me siguen llamando pero hay miedo [o todo lo contrario]. Deglutores de hachís vistiendo, de la color en blanco hueso, rompen el continuum [sea lo que sea eso] y lanzan un motón de palabras de perdón. La redención es un trabajo arduo y colectivo, no lo olvidéis.


Os lo dije.


Os lo dije. 


Lo dije.

 

Dije. 

 

Que no os paren, el ejército de EEUU compra armas embrujadas a la buena gente de Haití. Ese tipo de cosas. Las balas ahora llevan maldiciones Z no uranio empobrecido. El chiste está en quiénes han abierto tantas puertas para que ahora TODO nos cuadre. No tengas fe en la ciencia, no seas idiota, la fe no es para la ciencia sino para maldecir colectivamente ese tipo de usos de la magia: balas con enfermedades culturales adheridas. Os vais a cagar cuando, aullando a la luna, ésta nos guiñe el mare crisium.

 

OS LO DIJE.  


¿Qué vas a hacer cuándo levites hasta el techo de la habitación y ella te mire con su rostro mitocondrial? 


Os quiero. Pero os lo dije.

mayo 19, 2023

El mal menor

 EL MAL MENOR


Cuando llegó este partido al poder lo primero que hizo fue cambiar el modo de votar, decía que la democracia y las elecciones estaban obsoletas y era hora de un cambio. La verdad que la gente lo apoyaba, la democracia lleva fallando toda la vida, empezando porque se construyó sobre la esclavitud y siguió apoyándose desde golpes de Estado o bajo el miedo de quien va a votar. 
Este partido decía que quería volver a vivir aquellos tiempos donde se querían de verdad a los políticos, donde votar fuese algo más que votar "al mal menor" como se lleva haciendo durante décadas. Anunció que no se votaría, sino que ganará quien más muertos lleve a sus espaldas. Pero no los políticos, sino los votantes, ellos mismos matarían por el partido que más le gustase. Cuantos más muertos mejor, más votos para el partido que tanto amas. Y si mueres en el intento, pues ese partido pierde los votos (asesinatos) que hayas hecho por ellos. La gente al principio estaba confusa, ¿cómo sabías a quien ibas a matar? ¿Y si matas a alguien de tu partido? ¿Y si quieres votar en blanco? Pues también tenía soluciones para eso, no era un plan vago y a medio hacer, lo tenía todo planeado. Si quieres votar en blanco, mata para el voto en blanco. Si matas a alguien que iba a votar a tu partido cuenta como asesinato y pierdes los votos. Consecuencias de estas elecciones, así irás con cuidado. Todo estaba hilado, ¿no quieres participar? Da igual, matar cuenta como votar así que podrás ser asesinado durante el día de las elecciones, ahora bien llamadas "ejecuciones". 
Este partido empezó a dar ayudas para apuntarse a gimnasios y a artes marciales, así todos estarían en forma para el día de las ejecuciones. Los otros partidos también empezaron su guerra sucia para ganar las próximas elecciones: repartir cuchillos a quienes fueran a sus mítines, dar cursos de defensa personal en sus oficinas... Todos estaban de acuerdo con ello, nunca en la historia de la humanidad había tanta gente con ganas de que llegarán las elecciones. Todos estaban muy implicados en ello, hasta el día que llegó. 

CUATRO AÑOS MÁS TARDE...


La masacre llegó. A los menores de edad los llevaron a sitios seguros, ya que ellos no podían participar y no podian morir, quien matase a alguno sería ejecutada con la misma crueldad. 
Las ejecuciones llegaron, era de 8 a 22 de la noche, unas cuantas horas para matar a varios de tus enemigos. La gente empezó a asesinar a sangre fría, sin ni siquiera saber a quien mataban, les daba igual ya, solo querían votos para su gran partido. La sangre inundó las calles, las manos estaban con callos de agarrar sus armas y algunos edificios y barricadas ardían. Todo se fue de las manos. Hasta que llegó la hora, ya no se podía ejecutar. Y ahora todos se daban abrazos y esperaban a que salieran los resultados al día siguiente.
Un comité de expertos contó los votos gracias a un reloj que contaba cuantos muertos llevaban a sus espaldas y a que partido había elegido antes de asesinar, y estando dentro no había marcha atrás, debías asesinar o morir.
El recuento salió que ganó el mismo partido, otros 4 años para entrenar y saber asesinar mejor que en las anteriores ejecuciones.

Mientras todo el mundo estaba con esto y su fe ciega y obligada, no se daban cuenta de todo lo que hacían. Daba igual si estaban matando a gente en la frontera de Melilla, los desahucios, la contaminación, los trapicheos con sobres, las deportaciones, una policía aun más violenta... Que más da, solamente importa votar cada cuatro años aunque sea a puñetazos.

mayo 18, 2023

Precocinando

 A lo lejos sonaba un blues de Johnny Temple. También el puto Souvenir de Damia, cierto ruido de sables de los generales antiperonistas, tres docenas de preludios de Debussy y el metro de Montparnasse en colisión frontal con el ómnibus a Chacarita. ¡Menuda escabechina gore!, gritó papá Perrault: c’est mon Petit Pourcet, mira que lo amo con locura, pero ya no sé qué hacer con él. Siete cabezas cortadas al amanecer. Precocinadas. Podría haberlas salvado, montar sus siete novias para siete hermanos barroco, pero el viejo sádico las dejó a los pies de la violencia vicaria. Alguien robó las botas de siete leguas y puso a cocer en ellas un palé entero de huevos, a rellenar más tarde con las yemas, atún de lata y mayonesa casera. El último día de rodaje, Jeunet y Caro tenían el colesterol por las nubes. 

mayo 17, 2023

tres actos por completar: 87 % y aumentando.

-I-                            no estarás sola


Intento sanar cada día, en veinticuatro horas es imposible. Sigo siendo un enfermo. Sigo cagando o demasiado duro o demasiado blando. Lo único que veo es droga porque porque soy un adicto. Mi primera droga entró por ¿la retina? Lo dudo. Escribo (ahora) desde ayer, hoy y siempre; siempre es lo mismo para mí. Siempre será igual aunque trate de inyectar amor en el mundo cuando obviamente estoy enfermo. Que no os devore el dragón de la avaricia, que no os devoren las ansias de hacerlo como lo hicieron los escritores muertos, ¿y si os fijáis en qué está pasando ahora? Tengo 44 años y no tengo ni idea de cómo funciona el mundo ahora. Es 2023 y me sigo comportando como un beatnik, como un Franz que no tiene acceso a la psicología ni a la psiquiatría, como un anciano que quiere ser joven, me sigo comportando como si tuviera 12 años porque desde entonces no he podido tirar de mi propio carro.


Solo veo energía, son recuerdos, mi chispazo fallido en la cabeza. Mi gente está..., mi generación está a punto de despertarse o de dormirse; confundo las cosas como si viviera al otro lado del espejo; dónde todo es de un ilógico y muy brillante. Cuando lo que pasa es que ni siquiera sé quién soy, cuáles son mis actos o cuáles son sólo actos reflejos de un enfermo mental que ha volado tan alto, tan estúpidamente alto que arde cada día en el centro de una maquinaria kafkiana, en su propia ciudad dantesca, en su oscura habitación llena de pánico y demonios y recuerdos que le señalan. Esto iba a ser una historia sobre el mundo, pero aún no he medido ni pesado todo lo que he dejado atrás. Soy una cara de cenizas, soy un vaso pegajoso de vino tinto con casera, soy una persona agredida y utilizada por unos ¿QUÉ? ¡MIRADME!


Ya estoy haciendo lo mismo de siempre, llorar por mí. Vaya, otra vez.



-II-


Soy un señor asustado por lo nuevo, un perro de cuero tensando sobre un costillar, hay polvo entre las costillas y un poco de sangre en el lavabo; poemas viejos del viejo que ríe y ríe y ríe.


Estoy dialogando con los grafitis de la ciudad, los carteles publicitando .organizaciones que tratan de evitar otra guerra, hay soldados en cada calle, están en el juego. Estoy dialogando y recibiendo una paliza por todo lo aprendido y todo lo ejercido, estoy haciendo lo viejo nuevo y lo bueno más o menos regular. Solo veo mi mente salpicando y retrayéndose otra vez. Hay vida y naturaleza en cada esquina, hay cicatrices en las cabezas de los camareros, hay un montón de miradas y narices que se estremecen y los policías ya no toman cocaína porque esteroides intramuscular.


He encontrado unas cartas manuscritas por mi padre, y bueno, era muy bueno el cabrón. Estoy sedando el tiempo mientras pienso en los líquenes y los helechos, el susurro del agua, la cañada torciendo tobillos de urbanitas, todas las ratas ya hace que huyeron al campo: la moda, la ramera subida a los lomos de la bestia, magia y viagra, flores que caen en el momento justo, jardineras presentado corta-setos y jardineros usando su maquinas de viento para que el crepitar sea cosa del pasado. Ya no quedan otoños, apenas dejan a los niños jugar con las hojas secas. Una abuela se persigna frente a una gigantesca cruz de granito. Así cualquiera. Le explico que su mesías fue ejecutado en un madero y no en una cruz, que aquello seguramente sería una licencia de algún pintor que quería quién sabe qué. Ella me mira torciendo el gesto, su marido, la coge del brazo y hace que baje con ella la calle. Los veo como a unos ancianos, no deben tener muchos más años que yo.


Os pertenecen éstas y todas las palabras que me atraviesan, de momento es así, de momento es lo que queda. Lo que nos queda, lo que nos pesa.


-III-


el tres es un número extraño para mí, el cuatro es casa por un disco azul: desde entonces todas mis canciones favoritas de un disco son por defecto la número 4.


 

mayo 13, 2023

NUNCA MÁS ME DUCHARÉ 

La sequía fue algo que llegó a desbordar primero a la sociedad, para después acabar poco a poco con el capitalismo. Todo empezó cuando Iberdrola vació pantanos y embalses por alguna razón absurda para seguir ganando dinero a costa de nosotras. Como era obvio, el gobierno de turno pasó de todo aquello y la respuesta a la sociedad fue "ducharos una vez cada tres días, así ahorraremos agua. Entre todos podremos ganar a la sequía" dijo eso sin entender que es culpa del cambio climático, que daba igual lo poco que te ducharas mientras que la industria textil tiraba su ropa en el desierto de Atacama, mientras que tú te duchabas en 1 minuto la industria pesquera asesinaba a millones de peces dejando los océanos vacíos, y claro, sin olvidar como se deforesta el Amazonas, o se saca coloniza África por intereses políticos europeos, pero oye, una ducha a la semana arreglará todo. Pues claro, después de años y años con estas mierdas la gente ya se cabreó y decidió hacer un poco de caso al gobierno: "no nos vamos a duchar nunca más". Y así es como cayeron tantas y tantas empresas.

Después de tres meses sin ducharte tu piel se empieza a pudrir, tu olor podría matar a un elefante y las heridas que te haces se infectan tanto que parecen que tienen vida propia. Ya no eran humanos, ahora eran un panda de zombies a lo The Walking Dead que iban a matar a quienes habían provocado todo este desastre. Lo primero que hicieron fue asaltar las sedes y las eléctricas de Iberdrola, que fueron pasto de las llamas y de la mierda acumulada de la gente. La policía incluso tuvo que disparar, pero la mierda alrededor de aquellos cuerpos mugrientos absorbían las balas. Era imposible parar a aquellas criaturas. Después de Iberdrola cayeron ayuntamientos, las naves de Amazon, de Inditex y demás carroña. Los presidentes cogieron un avión para huir del país, no sin antes decir a los militares que atacasen sin piedad. Tampoco les sirvió, es verdad que causaron varias bajas, pero acabaron con los militares al cabo de unas semanas. Ahora el país estaba lleno de mugre y fuego. 

Eso no acabó allí, ya que la masa cada vez más horrible. Incluso cuando se tocaban se pegaban entre ellos sin poder separarse nunca. Aquello creo algunas criaturas monstruosas e imparables. Todos los ciudadanos fueron destruyendo todo y fueron a los países cercanos expandiendo la gran revuelta de la mierda. Los gobernantes de todos los países intentaron huir, algunos cogieron a tiempo sus aviones privados y otros fueron devorados por la masa. Ahora todo el mundo está lleno de mugre, pero al menos no tienen presidentes con vida, ni empresarios explotando, ni tampoco policías racistas disparando cuando puedan. Las guerras acabaron, ya no se atacaba a Palestina por parte de Israel. Ahora todo estaba en paz. 


mayo 10, 2023

crítica a Artaud y su texto sobre magia negra y electroshock


 

DON LIMP I.A.

Fernando era un obseso de la limpieza. Si podía limpiar dos veces ese mueble, lo haría tres veces por si acaso se quedaba alguna mota de polvo. Le era imposible tener algo sucio, no podía con ello y la ansiedad le comería en cuestión de segundos. 
Un día limpiando la casa se tragó todos los líquidos para limpiar la casa: lejía, bicarbonato, friegasuelos, jabón, desinfectante, alcohol... Nadie sabe muy bien por qué lo hizo, pero si se sabe que pasó. Se convirtió en un superhéroe. Como Spiderman con la picadura de araña, pero ahora sus poderes son los de limpiar. Y claro, aquello era su vocación así que no se quejó se puso a limpiar todas las casas de sus vecinos con su poderes. Podía lanzar lejía por la boca, limpiar con las manos como si fuese una mopa o hacer de su mano un estropajo. Podía hacer todo tipo de limpiezas solamente con su cuerpo, era algo raro y estúpido, pero le hacía feliz a él.
Con el tiempo se aburrió de limpiar casas, tenía que dar un paso más allá. Iba a limpiar las calles, que estaban bastante sucias por culpa de que el ayuntamiento no contrataba a suficientes barrenderos. A Fernando no se le ocurría como hacerlo, no sabía ser un héroe así que preguntó a una IA como hacerlo.
- ¿Cómo puedo limpiar mi barrio? - esa fueron las palabras exactas que le puso a la IA. Esta estuvo unos segundos sin poner nada hasta que se puso a escribir, paso a paso, que era lo que debería hacer.

"Para limpiar tu barrio debes de seguir estos pasos, que son sencillos de entender aunque será algo costoso:
                1. Echar a la gente latina, son quienes ensucian el barrio de verdad.
                2. Quemar las casas ocupadas.
                3. Acabar con las fruterías de gente marroquí.
                4. ........

La IA siguió escribiendo burrada tras burrada mientras Fernando leía con atención. Le salió una lista enorme de cosas que hacer y eso le abrumó. Así que dijo que haría la primera, ya después seguiría, ¿por qué lo hizo? Porque las IA están para ayudar, ¿cómo va a ser racista si solamente es una Inteligencia Artificial? Se puso manos a la obra y salió a la plaza que tenía abajo donde siempre estaban unos chiquillos latinos para jugar al fútbol y hablar después de trabajar horas y horas en la obra.

Al mes ya se alertó a todo el mundo, había un asesino en el barrio. Ya habían muerto 5 personas latinas en la zona. Todas ellas habían sido asesinadas con bastante saña y limpieza. Ninguna tenía ninguna huella de tal pulcra limpieza. La policía no sabía que hacer, y tampoco le importó mucho ya que en las noticias dijeron "son peleas de bandas" así se quitaban un marrón de encima y promovían el racismo dentro del barrio. Ahora la gente blanca miraba raro, aun más de lo normal, a la gente latina de la zona. El rumor de que las bandas latinas iban a limpiarte y asesinarte era algo que iba de boca en boca y de casa en casa. Algunas personas se fueron del barrio por miedo a ser asesinado solamente por ser latino, ¿estaba limpiando el barrio?

Fernando planeó el siguiente asesinato. Ahora le tocaba a una señora de 70 años que desde hace no mucho tiempo se ponía en su portal para vender empanadas y arepas. Esa señora le molestaba, ¿por qué ella podía vender empanadas y yo no? Eso le cabreaba, no podía dejarla con vida. Iba a hacerla tragar litros y litros de lejía.

Ya de noche la mujer se fue despacito a su casa, ya que no podía ir más rápido porque sus piernas no le daban para más. Don Limpio se acercó por la espalda de la señora y le intentó agarrar por el cuello, pero un golpe fuerte en las costillas lo tumbó en el suelo. No sabía de donde vino el golpe, solamente podía ver a la señora riéndose de él mientras le sacaba el dedo. Otro fuerte golpe le rompió tres costillas y otro golpe le dio en la cabeza dejándole casi sin visión y sin poder escuchar. Cinco personas le estaban dando una paliza con tuberías y bates de béisbol. No tardó mucho en morir, al fin y al cabo, era solo un pringao con poderes de mierda que hace caso a un ordenador.


Preguntando

 Si papá Perrault levantara la cabeza, quizás hiciera preguntas. Preguntas interesantes: où est mon roi? Preguntas tontas: ceci n’est pas une pipe? (mientras señala una lavadora). Preguntas trascendentes: allais-je rencontrer la Maga? Preguntas a mala hostia: dónde está tu imperio español ahora, eh? De vuelta de todo y ante la perspectiva de regresar al camposanto por 300 años más, mínimo, papá Perrault abordará, en un blogger como este, diversos ejercicios de estilo. Soñará una Cenicienta en Mónaco, un Barba Azul en un sótano de Amstetten, un Pulgarcito abandonado en Guanahacabibes, un Riquete el del copete astrofísico ultimando su Breve historia del tiempo perdido, no me jodas, Marcel. Alguien necesita terapia.

mayo 07, 2023

Santificarás las fiestas

  

 

Ningún trabajo de ciervo haréis, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Levítico 23-25

 

  

Esta es una ciudad alcohólica. Está en coma… ¡ño!, qué risa te da.

Ahora es mejor que todo te provoque risa, pero bajito, no sea que alguien se percate de tu alegría. La gente de esta ciudad no debe enterarse de la alegría del otro. Enseguida se ponen a averiguar los motivos siniestros que provocan esa alegría individual.

La alegría debe ser colectiva.

Igual al coma.

Por eso es común encontrar tumultos alegres, alrededor de pequeñas naves cósmicas que contienen líquido para hacer volar unos 100 metros hacia arriba, casi cerca de las nubes; pero volar no es asunto de líquidos y el aterrizaje es forzoso, sin previo aviso. Los alegres, entonces, van de cabeza contra el primero o la primera que esté tan volador como él, o no lo esté. Da igual. Lo importante es demostrar la frustración por lo corto del viaje.

Pero para ese entonces ya se habrán retirado las cámaras, ya habrán guardado las banderas, los micrófonos, y al otro día, cuando los barrenderos recojan los vasos de cartón, bolsa plásticas, cucuruchos de papel, cigarros a medio fumar, banderitas de colores, cornetas de lata, monedas de a peso y 20 centavos, mierda, aretes de fantasía, almohadillas usadas, vidrios de botellas de ron, caramelos a medio chupar, restos de vómito; justo un poco después, cuando la pequeña plaza esté completamente limpia, la gente volverá a tener la sensación de que todo marcha a las mil maravillas.  Y olvidarán su rabia contenida la  noche anterior, al descubrir la estafa, el engaño del corto vuelo, el estrepitoso aterrizaje.

Todo está bien, se dirán en sus camas, saboreando el sorbo de chícharo con café que no cambiarían por el mejor Cubita o Serrano.

 

Every thing is fine.

Te repites ahora que ya tienes los pies dentro del cesto enorme.

Eres una muda de ropa recién lavada y el cesto es de mimbre y te guardará hasta que una mano te saque para planchar todas tus arrugas, tus miserias de ropa demasiado usada, de aquí para allá. El cesto de mimbre te guardará  hasta que todo marche un poco mejor, de verdad.

Pero no eres una muda de ropa y el cesto no es para guardarte. El cesto se aferra con más de tres brazos al globo.

Qué globo más lindo… ¡ño!, qué risa te da, y dejas caer sobre la azotea dos o tres lastres para comenzar a volar, de verdad.

Volar de verdad. Como si fueras un pájaro gordo y lleno de colores y de fuego. Volar como si fueras una estrella fugaz, y allá abajo quedan todos los alcohólicos mirándote y pidiendo 134 mil deseos, porque no se atreven a ser estrellas fugaces ellos mismos.

—¡Borrachos fugaces!

Les gritas cuando el globo pasa por encima de las azoteas y casi te enredas con una antena de televisor.

Los televisores están apagados.

No hay nada que ver.

No hay nada que celebrar.

En un día como hoy no murió nadie.  A nadie se le ocurrió nacer ni asaltar ningún cuartel ni dar una carga al machete ni redactar ningún documento importante que haga celebrar al tumulto.

No hay fiestas.

Algunas botellas de ron, es lo único que venden en las cafeterías; pero solo las acompañan músicas románticas o de tristes mensajes.

Eres el centro de todas las aburridas miradas.

Debes tener cuidado.

Si descubren tu sonrisa podrían sospechar, avisar al Jefe de Sector, a cualquier otro con un cargo importante en la policía.

Every thing is fine.

Repites y enseñas tus dientes al cielo estrellado, es el único que no te traicionaría.

Pero el viento sí.

Te da empujones como si fueras una brizna de trigo. Como si ya no se pudiera sacar nada bueno de ti. Quieres ir más suave, saborear el escape como si fueras aquel conde vengativo. Pero no quieres vengarte de nadie, solo quieres que nadie se percate de tu alegría, de tu escape.

Estar alegres y escapar son actos sumamente peligrosos en esta ciudad.

Las ciudades comatosas suelen ser mucho más vengativas que el conde francés.

Tienes derecho a estar bien, pero tu deber es estar mal.

¿Cómo lo entiendes?

No estás aquí para entender.  Solo para ocultar tu risa.  La de verdad.

La risa de mentiras es la única autorizada para salir a la calle. Nadie sabe de qué sería capaz una risa sin educación, sin principios, desbocada como los caballos que recuerdan de repente su naturaleza.

Allá abajo hay un pueblito y no es una ciudad que conoces.

Quizá has volado demasiado al oeste.

A lo mejor debías haber ido más al sur o al norte o al sureste, pero el oeste siempre ha sido un lugar a respetar.

Nadie sabe si en el oeste de Cuba existan cowboys o gángsters del desierto.

La gente no suele hablar de cosas tan interesantes y peligrosas.

A no ser que comiencen a repartir cowboys y gágnsters por la Libreta de Abastecimientos o Maité Vera escriba una telenovela sobre ellos.

Pero eso debe de resultar un poco caro.

Qué risa. ¿Qué harías con cinco gángters al mes? O un cowboy por núcleo familiar. ¿Lo revenderías para comprar alegría?

Qué risa.

Lo revenderías para comprar más risa.

No caben dudas. Cada vez vuelas más al oeste.

¿Y si un disparo convierte tu globo en un pedo enorme?

Eres un pedo enorme, descolorido, aterrizando cada vez con menos control. ¿De dónde vendría el disparo? ¿De la Ley Seca o de las Minas de Oro?

Seguro fue un siouxs.

Pero los siouxs viven más al norte. ¿En Dakota?

¿Un apache?

Esas gentes son pacíficas.

¿Un guardafronteras?

¡Dios tuyo, un guardafronteras te ha disparado!

Vas camino a estrellarte contra los arrecifes por causa de un guardafronteras que vendrá pronto a recoger lo que quede de ti  para guardarte en una bolsa verde.

¿Qué importancia tiene el origen de la bala?

Quizá solo sea que el globo se cansó de volar.

O el Destino.

—¡Ño!, every thing is fine.

Y vas a dar con los codos contra la arena blanca y llena de piedras dóciles, cobos, nidos de tortugas, cangrejos ermitaños.

—Esta es la tierra más hermosa que he osado pisar.

Está amaneciendo. Es la primera vez que vez salir el sol por el lado contrario. En el malecón lo ves nacer desde los edificios. Pero verlo salir del mar y a la izquierda es distinto. Eso no te da tanta risa. Casi te provoca deseos de llorar.

¿Llorar?

¿En este lugar estará permitido llorar?

Los guardafronteras deben de estar por llegar. No puedes perder tiempo con las lágrimas.

Debes reír lo antes posible.

Si descubren que estás alegre a pesar de la caída, podrían sospechar. Si sospechan, descubren, revisarán los bolsillos y descubrirán el resto de tu alegría.

Every thing is fine.

Dirás la contraseña, para que sepan que eres de los de su bando y no confundan tus buenas intenciones.

¿Por qué se demoran en llegar?

¿Dónde estás?

¿En una tierra exenta de guardafronteras?

El color del cielo anuncia que no has salido de Cuba, podrías estar en Las Bahamas, pero sabes que viajaste al oeste, y las Bahamas están al noreste, eso no has podido olvidarlo ni con toda tu alegría voladora.

Enciendes otro cigarro. Los policías de la costa no te lo permitirían. Absorbes con pasión, como si nunca más volvieran a verse. 

Caminas.

Al pie de una palma de corcho encuentras una iguana.

La iguana te mira de medio lado, como si pensara muy mal de ti.

Estás cansado de que siempre sospechen de ti, estás cansado de sospechar de los demás.

También esta iguana podría ser una de ellos, los dueños de las banderas, las pipas de cerveza, los doctores que no logran sacar del coma a la ciudad que dejaste atrás.

—Hola.

La iguana te ha saludado.

Al parecer venció sus dudas o su timidez de reptil fosilizado.

Quizá se anime a decirte dónde estás.

¿Las iguanas saben de geografía?

En este país todo el mundo sabe de todo. Hasta los animales.  Para eso somos parte de la ciudad más culta del globo terráqueo, ¿no?

—Guanahacabibes.

Qué risa. La iguana sabe de geografía.

—¿Guanahacabibes? ¿Y eso está…

—¿Te suena el Cabo de San Antonio?

Con tanta risa has olvidado tú la geografía. Te pones a caminar al lado de la iguana, es un poco difícil seguirla.  Se va a la orilla del mar.

—¿Y no hay guardafronteras?

—¿Dónde no?

También sabe de política.

Y de religión, economía, historia, botánica; agrega la iguana exponiendo su panza al sol.

 —¿Botánica?

 —¿Plantas para la alegría?

Qué risa.

La iguana te muestra el camino de su plantación.

Es una iguana muy competente, y muy servicial.

—¿Te gusta?

—¡Qué verdeee!

—¿Quieres probar?

—¿Y los guardafronteras?

—No hablo con ellos.

—¿Por qué?

—No hablo con lo que no existe.

—¿Y yo? ¿Existo?

—Por lo menos existes hoy, necesitaba hablar con alguien.

—¿Existo solo porque te sentías sola?

Es una iguana muy existencialista además. 

Y un poco adicta, porque no hay que ser tan exagerados, con dos o tres plantitas tendría para todo un año. 

No te confíes de la iguana. Ella cambia de color. Podrías dejar de existir cuando abandone el verde.

—¿Y los otros?

Te has puesto sentimental. Te lo advertí. ¿De qué vale preocuparse por un montón de adictos? La iguana te contestará que solo existen mientras tú existas y tú existes porque existe su pensamiento y su pensamiento existe porque ella, la iguana, se las arregló para sembrar más de cien metros de esas plantas alegres y prohibidas.

—Porque son de verdad. Son lo único real.

—No puede ser. Every thing is fine.

Oh, yeah, everything is fine mientras existan ellas, prueba a desaparecerlas y conocerás la nada.

—¿La nada tiene que ver con el coma?

La iguana vuelve a mirarte de medio lado. Quizá ha comenzado a desconfiar nuevamente.  Podría cambiar de color. Aléjate, si es una trampa no te salvará ni que digas la contraseña a los guardafronteras.

—Pero, ellos…

¿Por qué no te subes a esa palma de corcho? Quizá allá arriba estés  un poco seguro.  Seguro de ellos, de la iguana, de las Plantas.

—¿De mí?, yo soy todos ellos.

Estás en lo alto de la palma y ves llegar a los guardafronteras con sus motos amarillas corriendo por la arena. La iguana está asoleándose sobre una gran piedra y ni siquiera se fija en ellos.

El guardafrontera 1 detiene la moto y mira alrededor.

El guardafrontera 2 se baja y se acerca al cesto de mimbre y el globo desinflado.

El guardafrontera 1 y el guardafrontera 2 se miran. Otean el horizonte.  El enemigo podría estar acechando.

Una risa estrepitosa, de novelita de terror, se asienta en la playa.

Los guardafronteras miran asustados al cielo.

Miras asustado a la iguana. ¿También se ríe? ¿Y sin temor?

Pero la iguana está panzas arriba, conversando con un sol verde claro que acaba de crear en su imaginación. No tiene deseos de reírse.

Entonces recuerdas al conjunto de plantas verdes y alegres. Sientes los tambores a tus espaldas.  Presientes que los guardafronteras están a punto de dejar de ser.

Las alegres Plantas lo han decidido.

Qué risa.

Así podrás quedarte todo el tiempo que quieras. Reír lo que te plazca sin temor a ninguna mirada.  Conversar con la iguana sobre la existencia del hombre sin temor de que te acusen de algo terrible.  Te quedarás hasta que la ciudad comatosa decida cambiar de adictos, de falsas risas, de contraseñas Every thing is fine.

O hasta que alguien decida desconectarle la respiración artificial.

  

 

 

mi terapeuta es la mejor, en serio

mi terapeuta me habló de las micro-socializaciones. las micro-socializaciones básicamente son ser simpático y hablar un rato con el verdulero, la librera, alguien en un café; ese tipo de cosas. lo practico [a veces] y mola bastante. te dejas de sentir solo aunque en realidad siempre lo estés [o todo lo contrario, quién sabe].

el hecho es el siguiente: creo firmemente que mi terapeuta está planteándome un escenario tipo sandbox para que establezca una relación íntima con otro ente humano. ¡claro! dirá mi terapeuta, a la que respeto y adoro [no confundamos], fijo que se hace amigo o algo de alguien.

nice try, terapeuta.

así que he decido aceptar mi naturaleza de solitarium an ratitus [obviamente no tengo ni papa de latín] y esquivar esa bala de la relación íntima en lo posible. ni familia ni amigos ni nada a lo que le afecte que haga una tremenda bomba de humo. Fernweh ha llegado a casa, la suya y la de nadie más.

Por cierto, ¿sabéis qué?: en españita el diagnóstico de asperger, entiendo por una conversación al respecto, no lo hace la seguridad social y cuesta 500 euros porque se tratan de semanas de pruebas.

No sé a qué viene el último párrafo: ¡A bailar!

Prescribiendo

Barba Azul era francés. C’est vache comme il pleut! A pesar de Bartók y de Kodály y de todos los musicólogos allende el Danubio, de Isabelita Báthory, condesa, de Vlad Tepes, príncipe valaco, y de Ceaucescu zombi, el pirata Barba Azul será más parisino que el Pont des Arts, dijo Papá Perrault. A la luz de tres tristes velas, su pluma de ganso mojada en tinta espesa rasguñó la rígida trama del papel, degollando a las esposas como Duchamp degollaría en el grand verre a los malditos pretendientes. Que coman pasteles, que hay un arco por tensar, sentenció alguien fuera de plano. ¡Corten!, dijo enfadadísimo Jacquot. Y la perra austriaca dejó rodar su cabeza un día más. 


Periplo del [meta]héroe

 Monomito abajo solo hay sombríos intrarquetipos. Lo descubrí una mañana sin sol pero también sin nubes, una de esas mañanas anodinas como l...