octubre 05, 2024

Paradojas de Zenón

Íncipit. Los primeros son pasos breves, tanteadores. Introductorios. Tal vez circulares. Existía una idea difusa, seguramente generativa: señalar el contraste entre las fábulas primigenias (ya edulcoradas por Papá Perrault) y las versiones en almíbar posmoderno (oh, buzo de lavabos). Debían ser textos sin pretensiones, simples divertimentos expresivos, dislates simulacro del barroco. Si estilo francés, Pierrot et Colombine; si estilo italiano, maschere di carnavale. Tenía entre manos, pues, un proyecto. Una cantidad creciente de objetos a los que dar forma. Les puse un techo contra el que chocar, un tope necesario. Seréis cien, les dije. ¡Otro hectoedro!, respondieron. Sí, dije rascándome la calva. Pues vaya. Ese proyecto es la tortuga. Una tortuga exponencial que se las pela. Con ella, el cajón de los bocetos, de repente, rebasó la centena. Yo soy Aquiles, mucho más lento componiendo. Cuando alcance las cien entradas, triunfante sobre París, la tortuga estará cruzando Poitiers. Cuando llegue escribiendo a Poitiers, si llego, ella estará tomando el sol en Donibane Lohizune. Las paradojas, las paradojas, las paradojas. Se ha demolido a menudo la narrativa, así que ya es hora de descombrar. En el bosque había una flecha, pero no se movía. Un poco más allá acampaba un ciego que comía uvas de dos en dos mientras tú callabas. Se interponía un totum revolutum de material informe, sometido a altas presiones. La flecha quieta atravesó dicha hojarasca, potaje, puzzle, magma, orgía y se clavó cuánticamente en los dos ojos del ciego a la vez, que como ya estaba ciego de antes, ni lo notó. Anduvo la mitad de la mitad de la mitad del camino que quedaba con la flecha clavada y jamás alcanzó su destino. A veces somos crónica y a veces chisme. Con tanta indeterminación corremos el riesgo de que este caldo en que te atreves a chapotear, como chapotea Homero en su ceguera, se convierta en una recopilación de desconexiones locas sobre asuntos feéricos. No obstante, Ravel, D’Aulnoy, Carnero y yo preferimos llamarlo hiponovela. Creo que ya he usado el término. Una hiponovela rococontemporánea. Una densa resistencia literaria. Una carencia en sí. La tortuga vencerá a Aquiles si, y solo si, el ciego es atravesado por la flecha cuántica. Como siempre, eres tú, el leyente, quien le dará su razón y rumbo. Qué paradoja. Para derrotar a la tortuga hay que pararse, renunciar, comer raíces. No escribir de corrido. Eso nunca. También hay que leer y leer y leer, pero como leen los ciegos: el silencio del viento en los cerezos ateridos, el olor a bizcocho de un mar picado, el roce amarillo de las libélulas azules. Pero para matar la novela no basta matar la trama, el estilo, los personajes, la propia escritura. Estaría en blanco y seguiría siendo una novela. Que no escuchemos caer el grano de mijo significa precisamente que existe relato. Se necesita de un sacrificio que ni Patroclo ante los muros de Ilión. Un sacrificio que nadie, que sepamos, ha otorgado. Aquiles se pregunta a todas horas por el lugar que ocupa la tortuga, y el lugar se pregunta por qué Aquiles la persigue, y la tortuga se pregunta por el camino más recto hacia Poitiers. Eso es novela. La pregunta, el lugar, la pregunta, el lugar, otra pregunta, una pregunta en un lugar, pregunta, lugar lugar, lugar-pregunta y casi ninguna respuesta. Éxcipit. Los chicos quieren cargarse la literatura, cuando en realidad basta con que la literatura no les arrolle en su carrera. No veo en qué quedará tanta paradoja cuando Aquiles se coma con patatas a la tortuga.

septiembre 28, 2024

Postureo estético

 Debido a la caótica gestación de esta cosa, estoy atendiendo poquísimo al personaje de Carnero. Menos de lo que yo querría. Sé que es importante en la nebulosa trama, aunque aún no ha llegado su momento y, estando como estamos al 70%, puede que nunca llegue. Acabo de convertir a Bartók en un fantasma. Perrault y Ravel son poco más que guiñoles literarios desde el principio. Madame d’Aulnoy, tal vez la figura más íntegra, que ha ido creciendo sin pausa en protagonismo, no llegará a romper. Los demás elementos son secundarios: Gershwin mendicante, Barba Azul y Erzsébet enamorados, los pagodas de vanguardia, el Pulgarcito épico, la guillotina y no recuerdo qué más, paja intelectualoide, cocaína imaginativa, pretextos de escritura. He perdido, es verdad, el punch venecianista que traía de serie con demasiada facilidad, como se pierde un imperio o la cartera. La propia estructura atómica de estas patrañas, una vez desestabilizado el núcleo, exige ir terminando pronto, antes de que colapse el sistema y nos pille debajo. Sospecho que es la sombra de Carnero la que me está tapando el sol. Y es que cada palabra es postureo vacuo, aquí en la página en blanco. Las manchas del papel brillan a la luz de algunas ocurrencias y, sin embargo, Carnero, antaño picajoso, ahora condesciende. Hay que someterlo pronto, me digo, como a los demás. Mi silueta autoral aparece y se recorta a contraluz por el hueco de unos libros robados de un polvoriento anaquel. Pretendo ser un espectro de Brocken, algo que le amilane, pero Carnero, aún vivo, no se llega ni a incomodar, por mucho claroscuro y tiniebla que me arrogue. Examina estas mismas páginas, vivisección, análisis, consecuente diatriba. Carnero espartaco esteticista, Carnero el novisisísimo, Carnero y yo cadáveres sin rumbo y rosas. El gran poeta se impone sobre mi (supuesto) mausoleo de irreverencia y me impide descalabrarle como a los otros muertos. Ha sido un apóstol intocable, versos beatos, en su altísima hornacina. Es muy posible que no sea exigencia externa, sino mero autocontrol. Los hechos probados son que, en esta MI confusa letanía, no se me ha dado potestad para maltratarle, y no sé muy bien por qué. 

septiembre 21, 2024

Para que bailen los osos

 Para que bailen los osos hay que cantar a media voz. Ni muy fuerte ni muy flojo. Si quieres seguir con vida mantente de pie, esgrime tu garganta y elige bien el repertorio. Una vez encomendado al sagrado fantasma de Bartók, ya puedes centrarte por completo en la fiera. Va a ser una lucha de titanes. Desde sus observatorios, los astrónomos te mirarán raro. Eh, atentos a ese idiota, no sabe conmover a las estrellas, pensarán engreídos. Y seguirán con sus longitudes de onda, paralajes y transposiciones, porque nunca se han enfrentado a un oso. Dicta nuestra fe que, paseando por los pueblos valacos, el sagrado fantasma de Bartók se encontraba con ellos a menudo y, en lugar de escapar, los amansaba mediante improvisadas danzas de las que parecen danzarse desde siempre y los osos bailaban. Lo ancestral no tiene que ser ancestral, aunque sí parecerlo a oídos de los osos. La mayoría no quiere estridencias, así que descarta los exabruptos. Tampoco podrás engatusarles con susurros y palabritas de niño bueno. Lo cursi te lo guardas. Un solo zarpazo bastaría, pero no pasará, porque el fantasma te asiste y te acompaña. Hay que sujetar fuerte la línea melódica y no soltarla. Usa contrapuntos prácticos para rellenar los huecos. Nada de armonías prohibitivas. Camina en círculos como si tú también bailaras. Al fin y al cabo los dos sois plantígrados. Gira y el úrsido girará. Intenta huir y no cantarás más. Si el oso se pone a gruñir contigo, no suele ser porque vaya a emprender contra ti una embestida mortal. A veces sus rugidos son simpatía armónica. Llegarás a notar que no solo tu voz provoca aquella fluida cadena de arabescos y pliés, sino que es esa danza animal la que empuja el sonido a tu garganta. Es algo recíproco. El oso te engatusa también a ti. Te dice: abandona el delirio de la astronomía. Tu tesitura es la insuficiencia. Lo entenderás si sobrevives. Entonces, en un temerario silencio de blanca, el fantasma y tú haréis un rápido mohín de burla a las estrellas. Quién las necesita conmover si puedes hacer que bailen los osos. Justo ahí te sentirás tocado por la gracia. Nada que ver con aquello que canturrean los engreídos astrónomos. Seguramente su canto no sea sino ruido de ecuaciones para el cálculo de órbitas. Mucho lerele y poco larala. Tú haces bailar a los osos, ojo. Esa es la auténtica magia. Lo otro es presunción, nadie ha nacido que pueda conmover a las estrellas. Podría parecer que algunos lo hacen, pero no. Bartók lo sabe y ahora tú también. Tienen suerte los astrónomos de no salir nunca de sus observatorios y no cruzarse con un oso. Serían incapaces de hacerlo bailar y el oso los haría, en un santiamén, polvo de estrellas. Hacia el final del baile, llegado el momento, el oso se dará la vuelta y no volverá a girarse. Se marchará feliz y nadie podrá quitarle lo bailado. Es posible que te recuerde, o quizá no. Tú harás exactamente lo mismo. Comerás raíces, beberás en arroyos, dormirás bajo cornisas. Y el día menos pensado te encontrarás de frente con otro oso y, con ayuda del sagrado fantasma de Bartók, le harás bailar. 

septiembre 14, 2024

Poema 7

Hay 7 partituras manchadas de sangre en tu tumba. Hay 7 versos recordando, los engranajes edulcoran, y parece un tiempo menos malo. Hay un sacrificio hueco cuando me despierto [a la hora que sea], un montón de intentos contra el cristal. Las victorias son humillantes e insignificantes: una puerta gatera que rechina. Un timo en la cultura, dense todas por aludidas. Enajeno. Surco mi cráneo con los dedos y sin sentido alguno. Nos quedan un millar de cigarrillos por fumar y la piel arde fácil. Hay 7 cosas malas para rezar. Y está bien así.

septiembre 13, 2024

LA CAJA DE HERRAMIENTAS

Ya no le tengo miedo.


MAGIA Y ANARQUÍA [2024].

 

CICATRICES

Estas dos, y me señalo a los ojos, son de no dormir [...] de buscarte en lo oscuro del techo y de encontrar, cuando el gallo Montenegro canta, un mundo como el mío: donde vivir todo el tiempo, donde olvidar, donde soñar que sueño y ser un dios otra vez.

Estas otras, que ni siquiera he contado, son de buscar inspiración [otro patético intento de hacerme el interesante], de rezarle al ángel caído que reniega también de Lucifer; su trono es ocupado en soledad, sin súbditos, sin política, sin alteridad, pero como sabe más que los demás, él si tiene

Tengo alguna más en nombre del alcohol, un homenaje a la salida de emergencias, para cobardes dolientes, por la puerta de atrás y del fondo a la derecha. A la violencia del intoxicado, al que lucha solo.

La última que no me deja dormir, que me obliga a emprender estupideces, que me oculta ese miedo en medio de la batalla del que habla el resto, que intoxica en dulce y amargo como la cocaína mi triste e inexistente obra...

Estas dos, y me señalo a los ojos, son de no dormir, de buscarte en lo oscuro del techo, y de encontrar por la mañana un mundo como el mío donde vivir. Las que nunca he contado son las de hacer las cosas porque sí, sin pedir permiso al resto y sin dar más razones...

[Cómete todos mis puntos suspensivos, trozo de mierda]

Una la oculté con un reloj de pulsera en perfecto funcionamiento, y brotó de la soledad, era mi particular intento [nada original] de decirle al mundo que le sobraba. Os sobro. Me valemadre, hijos de la gran puta. Acabó con un cuchillo en mi cuarto que olía mucho a vegetales y poco a sangre. Dejarlo todo a medias.

septiembre 09, 2024

EL NIDO ENERGÉTICO

EL NIDO ENERGÉTICO es un espacio mental en el que el lavavajillas escalona sus luces rojas en un reflejo para transmutarse en altar, el LOCO se levanta y dibuja en los azulejos blancos un árbol verdirrojo con Dios en la copa, y Satán en las raíces, como es arriba es abajo.

Sobreviene una erección grabando en memoria-humana una recarga chacrática; asistimos como público a la magia de los aficionados. Alguien arranca una rama dorada que termina sirviendo de combustible en el hogar de fuego, podemos vernos. 

Llénalo todo de punk industrial y citas de ensayos de Silvia Federici en bocas de falses aliades. Llénalo todo de anarco-teología y techno ruso. Llénalo. El mundo liminal entre la esquizofrenia y la iluminación, ambas parecen algo, pero no son nada. Aprender una terminología que caduca antes de afianzarse dentro. Aprender unos códigos y observar las lindes del CANAL. Esta es mi piel, llénala de pinchazos. Deltoides, brazo, nalgas y entre los dedos del pie izquierdo. Año 2009, Mark Fisher se ahorca; su proceso de asfixia durará ocho años. Yo hago lo propio, comienzo a escribir narrativa. Nick Land termina de escribir The Shanghai World Expo Guide 2010, ¿dónde está la droga dura? ¿Dónde está el manifiesto aceleracionista? Dónde está La Gran Novela Americana escrita extra-muros de EEUU. 

EL NIDO ENERGÉTICO es un espacio liminal y mental incómodo y cálido. Nada bueno puede salir de allí. Nada útil. Nada que llame a sus iguales para estar juntos por siempre jamás. 

No.

MAGIA Y ANARQUÍA (2024). 



septiembre 07, 2024

Planteamiento, nudo, desenlace

 La ventana está abierta. Con el viento, las velas se han apagado. Papá Perrault lambucea ansioso la escudilla de callos de Caen que se acaba de zampar, para que su ama de llaves se ahorre el friegue del cacharro. Durante el refrigerio, la cosa cambia. Antes no había manera de subvertir el curso normal de la narración y mira ahora, todo patas arriba. Hay un lobo vomitando, un ogro simpático y un gatazo señorial anunciando en instagram una marca de zapatos caros, cada uno escrito en su papel y cada papel revoloteando por la cámara. No está mal como tablero de dirección. Papá Perrault se calza el pijama para la siesta. El ama de llaves vendrá después a darle friegas por todo el cuerpo para que el dolor de aire le baje a los pies. Escribe desde las primeras luces, vaya usted a saber el qué. A veces confunde el cristal con las pieles de ardilla. Nada raro. Oscurecerá pronto sobre Santa Genoveva. Han llamado a la puerta. Dos golpes de albada, uno, silencio. No son horas. París sabe que Perrault escribe de mañanas. ¿O era por las noches? Ravel sube ligero las empinadas escaleras. Buenos días, viejo, ¿cómo estás hoy? Hambriento, y también arrugado. Vivo, por lo tanto. No, vivo solo de momento. El desenlace habitual, también te digo. Pues no te creas, que los hay inmortales. El ama de llaves entra en la estancia, le baja los calzones a Perrault hasta medio muslo y se encarama, poniéndole las pechugas en la cara. Son más de cuarenta años de friegas infalibles. La guardiana y el maestro, o algo así. Mientras tanto, continúa la charla. Debes ordenar la narración, viejo, asegura Ravel, no se entiende nada. El músico levanta la mano y coge una cuartilla demostrativa al vuelo. ¿Para qué?, contesta Perrault, si el lector ha muerto, tan tranquilo, en su cama. Escribimos para nadie. Exageras, Charles, responde Ravel, siempre hay generaciones nuevas, público valiente. El tiempo juega a nuestro favor mientras sigamos vivos. Pero Papá Perrault no está muy convencido de seguir vivo. La tuya parece una teoría de mierda, Maurice. Y en esas están cuando el ama de llaves trae el rancho: callos de Caen, sus preferidos. Amanece y ya no corre el viento. ¿Te quedarás a cenar, verdad? Con mucho gusto, viejo. Y entonces, mágicamente, los papeles voladores se desmoronan hasta el suelo.

agosto 31, 2024

¿Por qué no nos basta con los libros?

 Conozco tres o cuatro personas, ya granadas, que viven en un galaxia muy, muy lejana. Otras seis enganchadas a Tolkien y un par más a Lovecraft. De ahí no les sacas. La prima de mi madre no ha despegado la oreja del pop de los 70 y mi tío Carlos, que ya le vale, concentra en Pajares y Esteso sus aproximaciones al cine español. Zonas de confort, herederas de las cavernas. Mi primo Enrique, de joven, quería ser pintor de decorados. Un día visitó una expo de Cezanne en el Thyssen y se convirtió al postcubismo confitado, con medallita francesa y galería monográfica. Yo mismo, para no mentirme, quedé prendado de La saga/fuga y sigo en mis trece. Una catedral que ni la de Villasanta. Tal vez, inconsciente de mí, me obsesione imitarla más de lo que me permito admitir, aunque fuese una miserable bóveda, sin lograrlo. Todo esto viene porque a Julian Barnes no le valía con los libros de Flaubert. Tenía que encontrar al loro. Efectivamente, no basta con los libros. Hay que consumir oxígeno, agua, proteínas, y quizá algodón, eso como mínimo. El kit del buen ser vivo, palpable y concreto. A partir de aquí, las pirámides divergen. Maslow es solo una opinión. Herzberg otra. Hay quien necesita sexo y familia, drogas y recogimiento, éxito y martirio. Pero este es otro tema. Hablábamos de obsesiones estéticas, resistencia al cambio y monotonía cultural. Aquella mañana, con las primeras luces, Ang Lee se acercó al lago mucho antes que cualquier otro miembro del equipo de rodaje. Tenía algo que meditar sobre Dios, los mitos y la epistemología. Miró el croma de fondo como si mirase al horizonte y pensó que el guion ninguneaba de forma flagrante el pacto ficcional divino, aquello que otros han llamado la fe, como si fuese el de un vulgar cuento de hadas, lo cual iba a debilitar la sólida estructura del film y lastrar al héroe tangible que revela, casi al final del metraje, que todo lo mágico vivido solo estaba en su puta cabeza. Ang Lee escuchó rugir a Richard Parker, cerca, en su jaula. Supuso que el gran felino, omnisciente, estaba 100% de acuerdo en lo de buscar al loro, aunque era ya muy tarde para plantear cambios a la productora.

agosto 27, 2024

un comentario post-Fisher

Conectar el malestar con la causa del mismo es fácil. O debiera serlo. Un chaval me dijo una vez que el capitalismo no había satisfecho sus inquietudes espirituales. ¿Una puerta de salida/entrada desde lo actual hacia el futuro? Nostalgia de un lugar mejor que no llega a materializarse. Un chaval me dijo, me dijo que [...].

Tengo algo entre manos ¿Tengo o tenemos? Un hombre puede hacer el trabajo de la sociedad, ¿puede? Llevo unas lupas naranjas para poder ver ¿Cuál ha sido tu daño? ¿De qué manera te ha aplastado el sistema? ¿Una esquizofrenia paranoide quizás? Puede, seguro que sí. 

 

extracto. 

agosto 24, 2024

Pierre Menard, autor de (autocompletar)

 Supongamos que Papá Perrault escribe Anna Karenina doscientos años antes que Tolstoi. Se cree por un rato Pierre Menard y el arquetipo de la adultera reaparece como una premonición tiznado de cenizas, amontonado de ruecas y tocado de pelucas. Nadie discutirá su total modernidad, hito inexplicable como Shakespeare, más milagrosa que la original. Perrault redactó además algunos finales de las novelas de Steinbeck, los nueve cuentos de Salinger, varios poemas de Apollinaire al azar y un nutrido tomo con ensayos de Borges previos a 1939. A Ravel, por la parte que le toca, le pasó algo parecido. Compuso Tavener, Pärt y Górecki con décadas de antelación, porque, total, no hay ruinas musicales. Durante el proceso se alimentó exclusivamente con manzanas fuji mientras volvía a creer de nuevo en dios, doblegaba sus grandes orquestaciones al mínimo y se acordaba de sus amigos muertos en la Grande Guerre. Este laberinto de música y letra consigue que todos puedan escribirse unos a otros sin ton ni son en una orgía que multiplica hasta la náusea el trabajo de melómanos y lectores, míranos con qué cara de póker. No es plagio, no es reescritura, ni homenaje, ni parodia. Cuando Perrault escribe “Pitié pour nous qui combattons toujours aux frontières / de l’illimité et de l’avenir, / pitié pour nos erreurs, pitié pour nos péchés.” no está ensalzando con falsa modestia la titánica tarea estética de las Vanguardias, sino disculpando sinceramente su desconocimiento del futuro —sus dilatadas bifurcaciones literarias— al afrontar la menardización de la lírica surrealista. Cuando Garcilaso encara a Carnero no compone desde la flema preciosista del novísimo, sino que la trastoca en parva comunión con la Naturaleza. Cuando Beethoven hace frente a un cuarteto de Bartók no encontramos rastro de desfiguración folclórica, sino una partitura con un claro síndrome de burnout. Desde estos presupuestos, la cosa se puede complicar bastante al trascender las combinaciones binarias mediante otras ternarias y cuaternarias. Somos Tolstoi siendo Perrault siendo Menard siendo Ravel siendo nosotros, puestos hasta las cejas en abismo. Plano, maqueta y teresacto. También tú, sí, tú, que me lees desde el triclinio o desde el i-sofá, a mí o a cualquiera que haya escrito esto, palabra por palabra y línea por línea, infinitas veces. ¿Por qué no lo inventas de nuevo, erre que erre, con tu lectura generativa?

agosto 17, 2024

Pipeto, el monito robado

 Los monos roban. Es innato. Roban libros. Luego se disculpan, como Pinochos con pelo. Se disculpan más que las personas, que roban libros y nunca los devuelven y mienten si se les pregunta. Nadie dijo que la evolución fuera en la dirección correcta. La vida es el objetivo, no ser más guapo, ni más leído, ni más bueno. Los seres humanos somos una involución y Collodi lo sabía, y si no lo sabía se hizo el sueco. Aquellos personajes casi humanos son un espejo convexo en el que nunca deberíamos mirarnos sin comprender de antemano que lo que veremos no es deformidad, sino inconsistencia. Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa.

agosto 10, 2024

Poitiers bien vale una misa

 Madame d’Aulnoy está que se sube por las paredes. Ya sabéis la mala hostia que gasta. Si todo sigue así Papá Perrault va a comerle la tostada. Es un ciudadano negligente, refunfuña, es un cerdo misógino, un pésimo escritor. Ella, por el contrario, escribe como los ángeles. Combina mejor los tropos y desarrolla con absoluta exuberancia su vívida imaginación. Lo dicen todos los críticos. Los que saben. Es-una-diosa-de-las-letras. Su Venus de Willendorf. La reina de las hadas. Debería bastar para prevalecer. A su pesar, no obstante, es la fama del parisino la que crece con el paso de las décadas, mientras ella cae en el olvido. Eso la encabrona máximo. La relega al papel de eterna aspirante, como Louis de Bourbon. Oh, Charlie, ganso seboso, qué habrán visto los lectores en ti, con tanta moralina estúpida, tanto desorden argumental y esa fijación pomposa por aleccionar a las mujeres. Oh, reyezuelo cuentista. D’Aulnoy le odia a muerte. No lo puede evitar. Ni quiere, porque es un simple. Un corazón simple incapacitado para gobernar la sofisticación. No vamos a descubrir ahora a nadie que por sistema las escritoras han sido sepultadas en su quehacer diario bajo prohibiciones ridículas y deberes ajenos a la escritura. Las que milagrosamente han conseguido salvar estos escollos en vida y plasmar de algún modo su relevancia han sido tapiadas para la posteridad, como Bathory por un tribunal de siglos, preservadas de la luz del Parnaso como princesas cierva, asediadas cual monarca hugonote por despiadados católicos de la amnesia. Que Papá Perrault es hombre y D’Aulnoy no lo es, ¿queda claro? Así se alimenta el sencillo mecanismo de la exclusión de género. Así se derroca a las mujeres. Mais c’est fini, escupe. Hoy, aquí ante nosotros, reclama su legítimo derecho al trono feérico porque el barroco es ella, señores, y da un puñetazo en su escritorio, ELLA, Marie-Catherine le Jumelle de Barneville, Baronesa d’Aulnoy. El refinamiento general, la estridencia absoluta, la siempre acertada selección de cada exceso. Y no solo ella, sino TODAS, las cuentistas, las fabuladoras, las novelistas, que son más. Muchas más que ellos. Madame de La Force, Madame de Murat, la Marquesa d’Aulneuil, Madmoiselle L’Héritier, Lubert, Lintot, Villeneuve, Leprince de Beaumont, Fagnan… Apenas recordadas en Francia aunque perduren en todo el mundo sus invenciones, versiones y rescates como excelsas obras anónimas. Hermanas, ha llegando el momento de vindicar con lo escrito vuestro lugar en el recuerdo colectivo. Paris bien vale una misa. Y si no es Paris será Poitiers, Pekín o Pernambuco. Aceptad la corona sin remilgos ni complejos, sin atisbo de impostura. Vosotras sois las que sois. Reinas de las hadas. Descalzaos los demás, que pisáis suelo sagrado. 

agosto 03, 2024

Pezuña de camello

  Sherezade se quedará aún un rato despierta, una vez alejada del sultán. Recostada en su otro lecho, leerá algo de Houellebecq, dispuesta a mantener el pescuezo intacto cueste lo que cueste. A mi pésima edición de Las mil y una noches le faltan páginas. Un error de encuadernación. Así que poco o nada sé de ungulados. ¿En qué estarían pensando los operarios de la imprenta? A saber. Las leí, incompletas, hace 20 años y llevo queriendo ahorrar desde entonces para acceder a una edición digna. Son caras, las noches, pero salían un montón de camellos, eso seguro. En Moby Dick salen ballenas, ¿no? Obvio. Me aburren, en general, las cosas sin pezuñas. Las ballenas aún tienen dedos, pero en el mar, como que se usaban menos. La evolución conserva todas las páginas. Penungulados de Kipling. Perisodáctilos de McCarthy. Bóvidos de granja. El cuerpo me pide taxonomía, como a Melville. Resulta que hay más especies de ungulados que quesos en Francia. ¿Da o no da para paja? Mis favoritos, por favor, los de uñas pares. Rodolfo el reno. El búfalo de Bill. Peppa Pig y la vaca Lola. Hasta Flipper con Willy liberada. Una gran fondue evolutiva de pelambre, glándulas odoríferas y dedos vestigiales. Las mil y una noches del fanerozoico. En este marco narrativo quisiera desarrollar brevemente mis pequeñas subhistorias de camellos. Como la de aquel que vendió una joroba para pagarse el aumento de la otra, o la de aquel que cruzó el desierto, desde Baréin hasta Beirut, a la pata coja, o la de aquel otro que bailaba claqué sobre cadáveres enemigos cuando terminaba la batalla. Tal vez Sherezade sueñe estrategias que incluyan pezuñas de camello o tal vez arranque algunas páginas del Sumisión, pero lo innegable es que está dispuesta a mantener el pescuezo intacto cuente lo que cuente. 

julio 27, 2024

Princesa idumea

 Nos, Antipas, tetrarca de Galilea, dimitimos de nuestros cargos, repudiamos a nuestra mujer y nos fugamos con Salomé, hijastra, sobrina y medio nieta, a tierras del Barada. El amor, como la muerte, no tiene edad, ni discierne la sangre una vez derramada por Cupido. Aún recuerdo la cabeza sin cuerpo del profeta, una cabeza hermosa, como todas cuando son recién cortadas, hermosa la del rey Luis, hermosa la de Weidmann. Una azotea heráldica de precursor divino, digna de estar en un museo de cholas, compadre. Le hicimos todo tipo de preguntas durante años como quien consulta a las pitonisas de la tele, reímos por su deforme silencio, sus párpados de celofán y su lengua asomando. Aquella noche, en Maqueronte, la espada del verdugo no entregó piltrafas de augur. Por fin Nos lo comprendemos. Lo que recibimos fue a Salomé en bandeja de plata. Desde entonces, Nos, que somos lo opuesto a aquel charlatán decapitado, su espejo infame, que hemos cometido por igual crímenes contra la moral de dioses y de hombres, perdimos la cabeza por ese cuerpo de diosa. Qué perreo, oye. Qué gym. Los celos de Herodías iban en aumento. Razones tenía. Llegamos a temer por la vida de la muchacha. La mirábamos con descaro, desde el borde del delirio. La abordábamos a solas con galanterías y regalos: un vestidito de Hermès, unas botas de Jimmy Choo, la mollera de algún rebelde esenio. Mantuvimos la nuestra en su sitio de milagro, solo sujeta por el ansia de comer coño de princesa idumea, por la codicia de encajar entre sus muslos, blancos como la gata, la cierva y la tórtola. Oh, Salomé, que Oscar Wilde te guarde lo que no te guardó Flaubert. ¿Acaso deben importar a un rey más leyes de las que dicta el deseo? Ya la liamos gordísima con Herodías, su madre, también hija y esposa de mis hermanos, y no se acabó el mundo. Viajamos durante años con ella por el valle de los placeres prohibidos a los hombres corrientes. ¿Por qué no hacerlo de nuevo? Más viejo pero ansiosamente vivo, follaremos con Salomé todas las noches en un discreto loft de Damasco, sometido por fin a su tortura deliciosa. Dirán de Nos que fuimos desterrado a España por el rabioso Calígula, porque así dispusimos que constara en los anales, sobornando con oro a cronistas romanos. Acabaremos sin embargo nuestros días anegado de vino, montando a Salomé mientras el body aguante y esperando que nos eche la buenaventura de tanto en tanto el melón podrido e hipnótico del bautista, que atrozmente aún conservamos en un frasco de formol. Apiádense los dioses de Nos, Antipas, tetrarca de Galilea. 

julio 22, 2024

nadie supo hacerlo mejor

 Nadie supo hacerlo mejor, prensar la especia [fuerza de hombre, fuerza de niño y fuerza de bebé]. Surgir entre lo recurrente como una nueva respuesta que fulmina lo anterior. No hay nada nuevo bajo este sol, faltan gases protectores y recursos poéticos no trillados. El recuerdo de lo que se está cayendo, lo hace despacio, la arenilla es un suspiro en este desastre universal. Todo se acaba aparentemente. Prendo un cigarrillo y les dejo entrar; hay veces que no se trata de expulsar sino de aceptar la crudeza que empuja. Descubrir la luna y las alimañas nocturnas, descubrir el hogar de piedra y la hoguera y la hoz y los ramajos secos: anudas cáñamo para tener una escoba en medio de la jungla. Seres blancos, europeos, que vienen a la selva y nos dicen que nuestra cultura depende del daño de la medicina. Maniatan al hombre código y nos embuten con palabras impresas en libros de hombres europeos y hombres bancos que nunca, nunca, han pisado la jungla. Nadie supo hacerlo mejor. He hecho este reportaje fotográfico y no he tomado la medicina porque es maligna: extiende puentes malignos de el "mundo es así". Una terrible enfermedad que llamamos "no son como nosotros" y "tenemos que enseñarles a ser como nosotros" con nuestros libros de hombres europeos que nunca estuvieron en la jungla. Creed en lo que os digo, nadie vive, ningún ahogado, en el fondo del río. No hay ciudades sumergidas para la gente que se llevó el río, ese mismo que parte en dos, aquí, la jungla. No hay. No. Y lo sabemos porque los libros de los hombres europeos que han vivido lejos de aquí no mencionan esa posibilidad. Vuestra cosmovisión es un daño producido por vuestra mezcla de lianas y plantas y raíces que os vuelven unos alucinados. ¿No veis que en los libros de los hombres europeos no se comenta nada del río ni de los ahogados ni de las plantas ni de su verdad? Llevadle libros a esos pobres dementes de la jungla, necesitan una guía infalible para percibir el cosmos. Ayudadles, por favor. Los libros y la medicina.  

julio 20, 2024

¿Para qué quieres ser un Ravel de segunda si puedes ser un Gershwin de primera?

 La ficción es una catarata. Pon uno o dos ingredientes reales en una acción plausible y tendrás tu pequeño Niágara. Luego repítelo in æternum con un Saltito del Ángel o unas coquetas Victoria. Llámalo ultraficción. Atentos. Nueva York, marzo de 1928. En una fiesta se conocen Maurice Ravel y George Gershwin. El viejo maestro francés quiere empaparse de la frescura American Falls del jazz neoyorkino, que era una música tan reciente y diametral que parecía imposible que hubiese nacido ella sola. El joven genio de Broadway, por su parte, está como loco por conseguir que alguna celebridad europea le imparta clases Tugela de armonía y contrapunto. Tocan juntos, se emborrachan juntos y en una de esas Gershwin le pide a Ravel some lessons, master. Hasta aquí la historia, la realidad, lo que corroboran los testigos, todo aquello que jamás te debe estropear una buena leyenda. La ultraficción se activa y es exuberante. Nos vende que Ravel rechazó la oferta del siguiente modo: ¿para qué quieres ser un Ravel de segunda si puedes ser un Gershwin de primera? Épico al máximo, tú, pero falso. Una declaración evidentemente apócrifa. El francés nunca respondió en esos términos. La anfitriona, Eva Gauthier, mezzo, asegura que Ravel juzgaba que las rigideces europeas desbaratarían el descaro americano del amigo Gershwin y que no pensaba ser el ejecutor de tamaña desgracia. Luego siguieron cantando The man I love y bebiendo Tom Collins hasta el amanecer. Por lo que sea, Gershwin arrastró durante su corta vida la obsesión insana de querer secarse en el desierto de la tradición veteromundista. Hubo otros desencuentros. El coche de Gershwin recoge a Stravinsky en la Sala Pleyel para ir a otra fiesta. De nuevo protagonistas reales y escena verosímil. Se conocen desde hace semanas y, por el carácter de ambos, podría decirse que ya son amigos. Gershwin se lanza y le pide ser su alumno como quien le declara amor eterno. El chófer revelaría después que Stravinsky rechazó prosaicamente la oferta, aunque para el mito ultra, la conversación transcurrió tal que así: ¿Querría usted darme clases? Antes de responder, el ruso quiso saber cuanto ganaba el americano en Broadway. Gané 200.000 dólares Horseshoe el año pasado, master, confesó Gershwin. Pues entonces, sentenció el autor de Petrushka, soy yo el que debería aprender de usted. Tercer incidente. Arnold Schönberg se ha ido a vivir a Los Ángeles huyendo del nazismo. Gershwin también, porque ha empezado a trabajar en Hollywood, tentado por las mieles del nuevo cine sonoro. Gershwin pide clases. El vienés le dice que no, pero que si le apetece pueden jugar al tenis. Skógafoss. Cuarto intento. Se cruzó una noche con Rachmaninov al salir de Carnegie Hall y le pidió algún consejo sobre digitación clásica. ¿Ves estas manos?, contestó Rachmaninov enfadado: pues te las comes. Y así, poco a poco, puedes ir metiendo en tu ultraficción las Iguazú que quieras. Quinto acto. Gershwin visita a Dvórak en el Conservatorio Nacional de América, calle 25 Oeste. Es puntualmente rechazado. Toma seis. Gershwin intenta convencer a Bartók en su modesto apartamento de la calle 57. Llega tarde. Ditta, su viuda, le informa que acaba de morir de leucemia. Capítulo siete. Gershwin pide ayuda a Boulanger, Glazunov, Ibert, Ginestera, Milhaud, Piazzola, Martinu, Tailleferre, incluso a Bertold Brecht, que pasaba por allí. Uno por uno se le fueron negando. Al final, como guinda, añades un último aparato ultra. Un epílogo sin esperanza como por ejemplo Gershwin probó suerte a la desesperada con Hans Zimmer, que no podía decirle que no, coño, él era el gran Gershwin, ¡nadie del siglo XXI dice que no al puto gran Gershwin! Era un caluroso día de julio en Beverly Hills. A Gershwin le dolía la cabeza. Hola, Hans. Hola, George. Quería pedirte que me dieras alguna clase Yosemite Falls de armonía. Ah, muy bien, será un honor, ¿cuándo quieres empezar, George? Mañana mismo, Hans, si te parece. Uf, mañana es sábado, George, los sábados toco el teclado con unos amigos españoles. Oh, vaya. A partir del lunes, sin problema. Vale, Hans, perfecto. Muy bien, George. El lunes 12. Sí, lunes 12, nos vemos aquí, hacia las nueve. ¿Yosemite Falls, eh? Claro, claro, Yosemite. Adiós, Hans. Adiós, George. 

julio 18, 2024

by Raúl Sánchez

 

Metástasis con centro en crujiente cereal, cáncer de boca, bocetos en colores ocres colgados y por el suelo, los restos de una pelea de bar en una sóla losa. Restos de papelillos de carnaval, un par de barriles de estramonio completamente secos, tiras de piel de plátano a medio liar junto con una cucharilla en la que se ha hervido algo de nuez moscada, restos de nexus en la tapa del CD, micro-dosis de LSD en papel secante troquelado con diseño de cómic, toda una juventud que se vomita en el tigre de un bareto, peleas, peleas que se `pierden en el parking de la disco, todos los ancestros de un punki son muchos ancestros. Papel celo y cinta americana, tijeras y cola, algunos bolis, lápices y rotuladores y marcadores, viejos libros de poemas rescatados de la basura para carne en lámina de collage, poemas manuscritos en viejas máquinas de escribir, enumeraciones, enumeraciones, y los restos del naufragio de un miércoles. No hay fanta. El limón hirviendo en el fondo de la garganta junto con tendones mandibulares que se deshacen en ácido; la ansiedad me devoró la carne, perdí 27 kilos y gran parte de mi masa. Cuando hablo del mal, la gente sabe que ni miento que ni invento, saben que lo digo en serio, cuando hablo del mal la gente se calla porque saben que soy honesto; que puedo serlo.


... y dónde queda la piel, oquedades llenas de terminaciones nerviosas, lame, lame, lame esas tetas, los pezones, un escroto. Tantos cuerpos confusos de continuar en la costilla del amante, lame, lame, lame ese cuello. Toca, toca, mete los dedos y muévelos dentro.


Dónde queda la polla y dónde queda el cerebro. El centellear electro-químico entre neuronas funcionales. Un torpe flagelo que descarga el electrón al disparo de la NADA. La muerte de lo que podría haber sido un acto o un olor, perfectamente. La muerte de lo que podría haber sido la fe, la extirpación de un millar de comienzos, el rezo, el rezo y el reo. Recuerdos que caen como en un pozo de brea, despacio y absoluto, yo soy Elvis, yo soy Elvis. Yo soy la estrella de rock rodeado de viejos indecentes. Creemos que saldrá de aquí mejor, Doctor, tome sus pastillas. Comprimidos blancos con sabor a muerte retrasada, comprimidos amarillos para la pena, comprimidos blanqui-rojos y capsulas moradas para la sed del alma. Prescolar y ouijas mal cerradas; hay algo aquí dentro, hay algo aquí dentro... conmigo, en el surco de lo acontecido y fracturado, en la herida permanente de despertarse cada mañana. Hay un cadáver dentro de mi ropa y no puedo sacarlo. Hay un muerto en mi lugar, hay un aparecido cuando doblo una esquina del pasillo. Enciendo el leño y sigo manejando la antigua locomotora,las coordenadas son un pueblo pesquero, en la ruina, hay caballo en circulación y hace mucho que no importa nada. La escritura. Los restos pegajosos en la taza de café. Hay una gota que ahora mismo se está evaporando sobre la alfombra. ¿Hay una alfombra? Los pies descalzos y llenos de tizne. El polvo que alguien trajo del camino, el retroceder en cada huella de arenilla y basuras. La continua reinvención del YO a través de los delirios de grandeza, la copa del árbol que arde y habla la lengua de enoch, ser hijo, padre y espíritu una y otra y otra y otra vez en el huerto, orando y huyendo de la muerte. Padre, por qué estoy en tus planes como carnaza. Padre, el hijo muerto se eleva sobre sus cabezas. Padre, mira esta herida, esta laceración, mira y contempla la prueba de amor por ellos sobre mi piel. Cristo dudando es lo más cerca que estará el hombre de ese dios. Te comes un pajarito que es el mismo Dios, y todo se apaga. Valga el homenaje. Valga el plagio voluntario y el querer hacer propias palabras ajenas porque también encajan dentro de uno. Eso sea lo que sea. El error induce al pez a aplastar la cara contra el cristal. Esta vez no, muchacho. No.


Acantilados, aves y vida marina que parece el génesis. Meteoros que cruzan el cielo señalando cada nuevo mesías recién nacido. 187 trompetas, 500 hombres, la santidad y la guerra a continuación, lo bendito y la muerte

julio 13, 2024

Peor que una flauta

 De paseo por Austria-Hungría, se respira música. Los camiones en las autovías suenan a Strauss hijo. No exagero. Se escuchan polkas a cada claxon. Trish trash. En el Burggarten, junto a la Ópera, las tórtolas graznan como el clarinete jazzy de la Pastoral. Parecen bailar sobre la hierba cortada de la mañana. Un bebé llora armónicamente en su carrito por la calle Nußdorfer, llanto que suena sin remedio a Winterreise. Así todo el rato. Cerca de San Esteban se intuyen los cánticos de los fantasmas de las niñas del Blutgasse, afinados con tijeras y largas agujas de tejer. Pared con pared, un acordeonista callejero destroza algún valsecito sin amo, muy cerca de la casa en que vivió Mozart. ¿Qué suena peor que una flauta? Dos flautas. Flotando en este caldo sonoro no encontraréis melindres francesas, Chloes, Siringas, poemitas de Ronsard. Solo masonería compacta, Wie Stark ist nicht dein Zauberton, rondós marciales de Doppler y una cadencia nunca escrita por Haydn al final de cada movimiento del concierto en D-dur. La narrativa musical germana, siempre vertical y masculina. ¡Las tramoyas no cantan conmigo!, protestó Fischer-Dieskau en mitad de un ensayo del Wozzeck. Le parecía que no habían previsto suficiente sangre sobre el cartón-piedra del decorado. Se comió sin rechistar la bronca de Karl Böhm, por impertinente, pero dio a los de producción una buena excusa para solucionar el superávit de flautas.

julio 06, 2024

Penrose

 No sé si a estas alturas quedarán dudas. Debajo de cada libro hay otro libro. Las cebollas, los puerros, las chalotas, las cebollitas de Cambray tiene capas y dentro un corazón como los alcauciles, los relojes y los internos del manicomio. La travesía ontológica de aquel Heinrich von Ofterdingen tardosurrealista, grávido allá, pero definitivamente cuántico acá, es la misma búsqueda de sangre de Erzsébet Báthory a través del prisma ultralírico de Valentine Penrose. Se masca, de nuevo, la tortura. Nos hemos ganado la potestad de poner a girar en la rueda un buen puñado de ideas, como vírgenes desmembradas, mientras alguien, tú mismo que lees, se tumba debajo a embadurnarse con sus humores y su mierda. No sabemos cierto si en el encierro final la condesa fue asistida por la cour d’amours de un pájaro azul o si vislumbró alucinada un colorido loro de luz como Fèlicité. Aún así, la investigación de Penrose es exhaustiva hasta dejar a la vista una red de obvias craqueladuras, grietas y desconchados. Durante los años del terror, la alimaña de Csejthe estucó sin descanso las paredes, suelos y techos de su leyenda como un alarife aplicado, diríase que con buen talante y entusiasmo, secundada por un poder que rebasa los privilegios de la nobleza feudal para adentrarse en jurisdicciones sobrenaturales. El Maligno. Nosferatu. Belcebú. El pacto habitual. Vayan llamando a otro exorcista, que Sidonay va tirándolos al río. Con su grimorio, Penrose picotea en el revoque fabuloso y nos deja un buen montón de cascotes y un par de corros de brujas con vísceras humanas. Nosotros, espectadores inexpugnables sobre nuestra atalaya, mitad primer mundo, mitad tercer milenio, paladeamos por igual el olor ferroso de las pétreas mazmorras y el etéreo proceder de la taumaturgia. Lo bello. Lo sublime. Lo pintoresco. Hacia el final, no obstante, solo queda la sensación de fracaso. Otro fracaso. Todo quisque en la vieja Hungría sabía de los apetitos y desmanes de la Báthory y, sin embargo, tardaron como tres décadas en emparedarla. Si pusiéramos en fila los cadáveres de las niñas, a metro y medio por niña, podríamos dibujar la línea de costa de la Liberty Island o vadear el Miño en A Guarda de espinazo en espinazo. Cualquier narratólogo de poca monta hallará sin esfuerzo trazas de Psique vengándose de sus hermanas, vestigios de un Barba Azul desquiciado, huella de las ogresas comeniñas que poblaban los bosques de los Cárpatos. La ficción siempre deformó la realidad porque la realidad sin deformar era insoportable. Después fue meridianamente sencillo realizar el camino inverso y aliñar los cuentos clásicos con las múltiples fechorías, ahora sí bien documentadas, que la gente de abolengo nos ha ido regalando a través de los siglos. Así, los vampiros se convirtieron en aristócratas preclaros. Las madrastras fueron progenitoras ilustres, pero adictas y negligentes. Los gigantes sacudieron la tierra desde sus despachos y avaricias de magnate. Los héroes feroces de ayer, última defensa, se fueron volviendo cada día más cotidianos y más inútiles. Remakes, retelling, adaptaciones, novelización, inspiraciones lejanas. Hoy la realidad oculta la ficción porque es la propia ficción lo que se nos está volviendo insoportable. La clarificación de Penrose resulta ser, paradójicamente, un ejercicio frustrante, si somos capaces de proyectar por un momento aquella Edad Media en la nuestra. ¿Cuántas niñas son enviadas en este momento a Csejthe a servir a la condesa en su matadero? Aquí, en Shanghai, en Monrovia, en Poitiers, en Ohio. Más arriba estaba el bosque lleno de linces, de lobos, de zorros y de martas, animales pardos en verano y blancos en invierno. Allí vivían las Vilas, las hadas. Y allí dormían seguros los vampiros. Debajo de cada bosque hay otro bosque y eso es muchísimo que talar. Debajo de cada muerta hay otra muerta. Y debajo otra. Y debajo. Debajo. 

julio 01, 2024

sin reflejos

son cuatro amigos con el agua al cuello, una confabulación, servilletas que prometen cumplir la venganza que no llega, el juego de ouija que habla con los muertos que aún viven en el mundo, señale un punto en google maps y disfrute del espectáculo, 7 sentidos aburridos, el deseo y las heridas en la polla, el surco en el cráneo y sentinel del norte como último anhelo. viajar, en ocasiones, te deja la palma de la mano buena sucia y pegajosa de orines, el surco en el cráneo, los recuerdos implantados: transhumanismo y techno-hechiceros, me gusta enumerar, me gusta enumerar. sucede que me gusta demasiado enumerar. ya lo sabes, querida, ya lo notas, querido. sólo frente al infierno mientras el mundo GIRA.

volver a casa es una canción en el liceu, volver al hogar es sentir esos aplausos como si fueran para ti; la locura como hogar, dorothy, la locura como el peor de los males. ella arroja un bebé por la ventana y le encaluman (tiene una amiga de toda la vida que ahora viste de negro/azul) el crimen a una esquizofrénica. mi madre mata a mi padre y conspira con mi hermana para acabar con este enumerador, amigas que acaban en el porno-venganza para humillar al camello-rata, y darle a probar de su propia medicina. el camello-rata sólo folla con niñas de 20 años y tiene casi 40 palos. mientras escriba el diablo no podrá morderme los tobillos porque atrapado ya me tiene ¿Qué puedo hacer? Nadie escucha al enumerador porque quién sabe qué hizo él antes, qué drogas tomó o cuantas veces fue violado: padrino-ejército-anciano zapatero (pactado con mamá).

hay muchas ganas de coger un martillo y hacerles pagar por lo anterior.

 


 

junio 29, 2024

Polidor Club-Restaurant

En el Polidor Club-Restaurant se sirve un cóctel de sangre de cordero esferificada en un trago de ginebra. Lo llaman Villa Diodati. Recomiendan acompañarlo con una tapa de chorizo a la sidra. Alto contraste. Mi amiga Lupita y yo somos socios del Polidor desde los tiempos de Maricastaña y vamos a cenar a menudo nada más caer la noche, para facilitar la digestión de todo lo que vendrá después. Lupita es una mexicana salvaje, capaz de beber y beber bloody marys hasta que asoma el día y tumbarse a dormir en cualquier cajón de madera más a gusto que en una cama del Ritz. Dizque dicen que el dueño del Polidor es un tipo raro y, a juzgar por el ambiente del club, no me extrañaría nada. A los interioristas se les ha ido la mano con las telarañas y los retratos de Dorian Gray. En realidad del alto staff solo conocemos al maître, un highlander de Portland de dos por dos con un explícito problema de albinismo en la piel, que sin embargo practica un trato afable con los comensales. Los camareros en sus fracs van de aquí para allá flotando, auténticos profesionales, sin dar un paso. El suelo está enmoquetado de ricas alfombras y las paredes y ventanas, de opacos tapices colganderos. No hay luz eléctrica, que sepamos, pero no faltan candelabros y lámparas imperio. Tampoco hay espejos. Las reuniones en el Polidor son animadas a primera hora, y van volviéndose montaraces conforme el ánimo de los socios se tonifica entre manjares y pasatiempos. No hace mucho Lupita me presentó a un nuevo miembro del club, un europeo del este apellidado Lugosi, viejo conocido suyo. El señor Lugosi era actor como Lupita, y aunque nunca trabajaron juntos, fueron antaño uña y carne en los sets de Universal Studios. Aquella primera noche cenamos ligero y luego nos fuimos por las discotecas de West Hollywood, a completar el menú con bebercio y, qué os voy a contar, algún que otro exógeno hematopoyético. Recuerdo que esa juerga la acabé en unos baños encaramado a una curvy que se entregó a mí con actitud sacrificial. Creo que Lupita y el señor Lugosi se fueron a un hotel, por los viejos tiempos, y sembraron el terror a lo largo de los pasillos y en varias habitaciones. Por la mañana regresamos ahítos a desayunar al Polidor, que siempre está abierto para los habituales. Fue divertido. Tanto que desde entonces los tres somos inseparables. Solemos quedar como mínimo una vez al mes. Nos flipa el menú degustación. Mi plato favorito son los coágulos de plasma sobre lecho de pomelo y heparina. Lupita prefiere un guiso de carne que responde en carta al pomposo nombre de Albóndigas del Rey de Hungría. Otras veces pedimos algún otro entrante proteico al azar y cerramos con un enorme château saignant para compartir, regado con caldos de los Cárpatos, vinos que aquí son bastantes inusuales y caros. Lo mejor es que pilla cerca de algunos bares de esos que parecen granjas humanas. Es como ir al supermercado. Bailamos hasta el agotamiento. El señor Lugosi ha resultado ser un fantástico bailarín, algo que Lupita me había asegurado y me costaba creer, a su edad. Nos cuenta que aprendió a moverse en Broadway, hace incontables décadas, recién llegado de Europa. En la pista siempre hay hype y van apareciendo incautos como polillas hacia la luz. Lupita se contorsiona igual de bien que el señor Lugosi. Da gusto verlos perrear como adolescentes eternos. Por mi parte, bueno, yo hago lo que puedo. Nunca se me dio nada bailar, pero como tengo cierto encanto natural y sé contar chistes de tejanos, me dedico a cubrirles desde la barra. Cuando nos interesa alguien, chico o chica, qué importa, ellos le incitan al baile y yo le engatuso con mis ocurrencias. Qué fácil es ganarse la confianza de algunos. En cuanto encienden las luces y se pira el DJ, lo arrastramos a tomarnos la penúltima al Polidor. El maître sonríe picarón cuando ve entrar a nuestro cándido acompañante. Rápidamente manda preparar una mesa. A nadie le importa que entremos a desayunar cuatro y salgamos tres. Esta semana hemos planeado para el verano un viaje a Tijuana y alrededores. No ha sido fácil cuadrar agendas. Lupita y el señor Lugosi tienen muchos compromisos, pero las jaranas de Rosarito dicen que son de lo más encarnizado que se puede encontrar al Sur de California. Salimos para allá a primeros de julio. En barco. Va a ser terrorífico. 

junio 22, 2024

Próximo Premio Planote

  A papá Perrault le han dado el Premio Planote. Un millón de pavos que se irá en cerveza. Los taberneros de París ya han puesto en marcha su propio cuento de la lechera, asesorados por un comercial del BNP. Saben que para Perrault el tándem birra/tinta es irresistible, así que la mayoría ha corrido a proveerse de lo segundo a la tienda de estilográficas de monsieur Garabatine. Este ha visto cómo sus ingresos se disparaban en apenas una semana hasta convertirlo en uno de los hombres más ricos de Francia. Por ser hombre cabal, de inmediato se ha entregado a hacer algunas inversiones a medio plazo en el mercado del maíz, pero ante todo a controlar el negocio inmobiliario capitalino. Sobre cualquier terreno que permanezca baldío en los faubourgs del Norte, Garabatine construirá edificios residenciales de lujo, provocando una explosión urbanística que cambiará por completo el callejero de París. Estas residencias, de medio kilo para arriba, se venderán como rosquillas entre la nueva burguesía durante un siglo. De esta época procede el dicho “ganas más perras que un albañil de Saint Martin”. Y no se sabe bien qué fijación tenían estos alarifes con la náutica, el caso es que les dio por comprarse yates y amarres en las costas de Normandía. En serio, ¿cómo iban a hacer la revolución en estas condiciones? Los astilleros se forraron tanto que ampliaron sus negocios a la industria aeroespacial, sin mucho éxito, todo hay que decirlo, que estamos en los preludios del siglo XIX. Sin embargo esto vino muy bien a los vendedores de palomitas, porque cada vez que en el Champ de Mars iban a mandar un cohete al espacio, se congregaban las multitudes a ver cómo el artefacto estallaba en impresionantes fuegos de artificio. La situación tuvo dos consecuencias directas y nefastas pour la France. Por un lado los fabricantes de pólvora cerraron. Ya nadie quería petardos tradicionales. Por otro, la obesidad aumentó. Cuando llegó la guerra francoprusiana, el ejército estaba bajo mínimos de munición y sobre máximos de grasa corporal. Las tropas del káiser les dieron un baño. Los nuevos administradores, germanófilos de pro, aplicaron burocracia teutona en todo el suelo francés. Las necesidades del Estado en cuanto a material de oficina aumentaron un 300%. ¿Y sabéis quién estaba allí para satisfacerlas? Exacto, Garabatine, el vendedor de estilográficas, el capital que se muerde la cola. Garabatine no era solo un monsieur cabal, sino que poseía a su vez una moral férrea. Estaba dispuesto a devolver a la sociedad una parte (pequeña, es cierto) de lo que la sociedad le había dado a él. Así fundó el Goncourt y se lo dio a Queffélec, que usaba las plumas de Garabatine desde siempre, y era como de la casa. No contento con eso, exportó la idea a Inglaterra primero y a España después, dando forma al Booker allí y al Planote aquí. Efectivamente, el lector ya sabrá que este último está dotado con un millón de pavos y que en su primera edición se lo dieron a Charles Perrault, y así es cómo los cuentos de lecheras son, para los que tienen una flor en el culo, profecías autocumplidas. Ya estoy deseando saber quién recibirá el próximo premio. 

junio 15, 2024

Prodigiosamente almacenada en las manzanas

 Una vieja Nikon figura paisajes furtivamente cambiantes, como cuerpos que envejecen. El alma y las uñas, capítulo 80. Los poetas son algo parecido a un grupo de patinadores chocando entre sí y dejándose las rodillas en el hielo. Una luz que va creciendo entre albaricoques calientes. Poetas. El alma trascendente de la literatura, la conciencia eterna de las palabras. No hemos hablado de los cérvidos de los cuentos, ya son muchos animales. Me acuerdo de la corza blanca de Bécquer, otra vez nívea en tanto mujer, de nuevo hechizada. Me acuerdo también de Acteón y sus perros. No dije nada hasta ahora de los lápices Alpino, porque no vino al caso. Aurora nos los evoca, que en ocasiones el quehacer poético es guarnecer de recuerdos. Bailar o rezar, una obsoleta cámara de fotos, un día cualquiera de verano. Todo lo simbólico y esencial puede estar prodigiosamente en un puñado de tierra mojada, almacenado en unos versos garabateados a los veinte, oculto en la ambigua confusión de las manzanas. Sin saberlo, Ravel baila con Aurora, nobles y sentimentales. Las correspondencias son también impredecibles. El vaivén siempre es en ambos sentidos y las ondas se cancelan o amplifican. Si escuchas cierta música con la atención suficiente puedes percibir, bajo el silencio, la risa milenaria de las corzas burlándose, como tú, del pecado original. Me gustaría escribir para llegar donde estés y tocarte.

junio 09, 2024

LAS CAJA DE HERRAMIENTAS Vol 7.

los días son demasiado estériles 

sin la magia de la música 

flotando en un salón 

sin el crepitar de cintas de cassette 

sin la vieja radio con la hora alienígena 

en rojo

parpadea una E parpadea mucho más rápido 

un par de dientes de vampiro y un cero 

habitaciones de humo que matan lo onírico 

habitaciones de humo que te cobran 

sin las benditas habitaciones de humo 

borracho de camino a tus trincheras 

[formas de amanecer y amenazar hay] 

amanece camino de la gasolinera 

conduzco sobre un río letal de luz solar 

que avanza en dirección contraria 

habla otro idioma: la luz como enemigo, 

vaya elección.

#Raúl Sánchez

 

junio 08, 2024

Provocatoria

 “Mitad provocación, mitad convocatoria”, escribí el 26 de enero de 2024. Hoy, 1 de mayo, más de tres meses después, no encuentro sentido a la ocurrencia. Tampoco es la primera vez. Así que improvisar sobre los entresijos de la génesis narrativa no está tan mal. Los críticos, pobres, agradecerán estos puntos de apoyo para mover sus pequeños mundos alrededor de mi persona. Provocatoria suena a Ars provocatoria. Ninguna acción estética quiere apaciguar o anular emociones, al contrario. La que no es punzante es hiriente. La que no es hiriente es despectiva. No va ser menos la mía. En ella, la certificación petulante de una inteligencia por encima de la media es el leit motiv, mejor o peor oculto o postergado. La idée fixe berlioziana. El inolvidable perrito de Astérix. Lo demás es variación en desarrollo, pajas mentales del tamaño de tres X antes de la L, y de ahí al serialismo, ya se sabe, hay un paso. No importan papá Perrault o madame D’Aulnoy, sino cómo superarlos. Provocatoria es una llamada al feligrés para que no se duerma en los laureles, una cita multitudinaria con el jueguecito de las palabras y las imágenes, la señal luminosa de un motel de carretera. Ahora bien, la nacional que va desde el ingenio hasta el embuste nunca ha tenido asfalto, ni lo va a tener. Algunos creen que esos pasajes de primera en editorial cara tiene algo que ver con la literatura. Y no. Escribir es dolor de pies, años en blanco, manchas de salsa boloñesa en el pijama. Leer, leer, leer, leer, leer y que sea un endecasílabo. Quien escribe te convoca a una provocación a la que ha sido muchas veces convocado. Te invitan a cenar en el castillo del ogro y sabes perfectamente que lo que hay en las bandejas no es cordero asado. No puedo ser más franco, amigas y amigos: altanero e impostor, a partes iguales. 

junio 03, 2024

(La ciencia de Kneist [un huevo dorado para ti])

Para la gente que ya lo sabía, para Mónica Ripley, para la arrebatadora Férula, para la loca fascista Férula, para la Bella Easo, para el señor que se esconde en las orejas, gente en las costillas y hámsteres en ruedas dentadas dentro del pulmón.


























"Aquí tenemos a un estudiante practicando sus lecciones. Lanza sobre un cubo de basura naranja el tapón rojo de una botella de leche. A medio metro. El tapón vuela sobre el cubo como un platillo volante. Lo vuelve a intentar. Idéntico resultado. Examina el tapón y ve que uno de los bordes está aplastado. Lo endereza. El tapón cae ahora en el cubo dócilmente. Cada objeto que usted toca está vivo, con la vida y la voluntad que le comunique."


¡Exterminador!, William S. Burroughs (1966)


"3.

La música ha cobrado gran importancia. Es la música que jamás suena igual, la música sin canciones que propone laberintos y da respuestas, posibles veredas que tomar. Antes me daba miedo elegir y la música mandaba; ahora lucho contra el miedo y mando yo. Aunque tampoco es mandar el verbo que define lo que antes hacía la música, lo que ahora hago yo. Podría ser dirigir. Ahora dirijo yo. O conducir. Ahora conduzco yo. Pero no, el verbo más adecuado sigue siendo escribir. Sí, ahora escribo yo."


No tiene nombre, Estanislao Orozco (2009)












I

El Mago


(Ciudad Dormitorio)


Cada vez que Profeta salía de un psiquiátrico lo hacía más convencido de su beatitud. De la profunda santidad del sol y de la deuda que tenía con los eclipses de luna, con la luna llena, con ella. Una semana antes corría calle abajo intentando, a gritos, convencer a su vecino J de que le diera la pistola de su padre muerto. "¡La pistola de tu padre!" le gritó para que comprendiera que el panadero satánico le había engañado e iba a matar a la Enana Marrón, su pobre madre. Diez minutos antes subía la misma calle con todo el peso del planeta sobre los hombros, era un mago-espía de la era que estaba por venir. Asustó a unos cuantos vecinos mientras buscaba al panadero satánico portal-clave por portal-clave (hay números mágicos en cada esquina del mundo). Y el mundo era un enorme rompecabezas marroquí que tenía que resolver o mucha gente que amaba iba a morir. Por eso tenía que esconderse. Tenía que encontrar a Cordero (nombre mágico del panadero satánico) y tenía que hacerlo antes de que llegaran los falsos médicos que iban a ajusticiarlo en nombre del Dios hetero-patriarcal. Profeta intuía esas balas benditas por el Dios cruel y masturbatorio de la religión católica saliendo del cañón de una reglamentaria cargada con 9 mm PARABELLUM. Su abrigo Quechua no soportó la tensión del momento y se descuartizó por la maltrecha cremallera. Asustó a los viejos que vivían en los portales-clave. Luego, frente a la casa de su madre (y sin la pistola de su vecino muerto) intimidó a otro vecino con pintas de agente doble, de sicario enviado por El Vaticano para detenerle. Sólo le puso las llaves de la casa de su pobre madre en la cara, pero lo hizo como si sostuviera un arma de filo letal. El sicario comprendió y dio unos pasos atrás sin dejar de vigilar la llave que sostenía Profeta. Un psiquiatra que estuviera allí diría que ese caminar hacia atrás no ayudó demasiado a Profeta, pero esa no es una historia de locos sino de cambios: ¿No lo hueles en el ambiente?


Una vez, muchos años antes del incidente que dio con Profeta en el psiquiátrico por tercera vez en su vida mortal, cuando aún no tenía ese nombre mágico, estuvo jugando con hongos sagrados. Sacó la idea de una entrevista a Marylin Manson en la que declaraba que le gustaba tomar LSD a oscuras. Tenía un montón de hongos sagrados y estaba cansado de tomarlos en la ciudad de Cádiz (se había cansado de mirar con ojos de un dios menor la catedral, harto de ver cómo el tiempo se desplazaba entre y sobre los edificios, la hierba de Plaza España brillando brumosa y verde y blanca y azul; palpitando), así que decidió tomarlos a oscuras. Los tragó mirando a los árboles del patio. Cuando vio cómo las hojas grises desprendían cierta maldad violácea-vegetal y comenzaban a respirar inflándose se apresuró a lo oscuro de su agujero. En la cama pensó que no le estaba subiendo la droga sagrada. Pensó que era raro que le doliera la cabeza de vaca izquierda, sobre todo cuando la derecha apenas la sentía; se palpó, y ya estaba allí. Comenzó a caminar por la magnífica Ciudadela construida en mármol blanco con remates azul añil, había ostentosos jardines con ánforas doradas que refulgían bajo el sol. Caminó toda la noche y se dio cuenta de que en la Ciudadela, aunque fuera de planta regular, era fácil entrar pero no tanto salir. Sobre sus calles en damero actuaba un efecto óptico que te dejaba atrapado por siempre. No se podía salir de la Ciudadela si se caminaba en línea recta, no se podía circundar, no había salida de aquel maravilloso lugar, que por cierto sólo habitaba él, un monstruo bicéfalo atrapado en un laberinto que pronto consideró su hogar dentro de sí mismo. Un lugar al que pertenecer, en el que no tenía ningún porqué para estar enfadado. Un lugar mágico perdido en la memoria nemea. Cada vez que Profeta salía de un psiquiátrico lo hacía más convencido de su beatitud.


XVII

La Estrella


(Ciudad Dormitorio)


Bajó al asfalto ardiente desde la ambulancia que le acercó a la casa de su pobre madre, se ajustó la mascarilla y llegó con lo que se fue, con lo puesto. Abrió la puerta y saludó, Hola, madre, dijo. Su pobre madre soltó un lamento, Ay, Dios mío. ¿Cómo estás, mi niño? Creo que he perdido peso, dijo Profeta, y se encaminó a su antigua habitación, conectó lo que quedaba de portátil a un TV (había destrozado la pantalla del ordenador en su último ascenso) y su madre detrás lamentándose, quejumbrosa como unos puntos suspensivos... Profeta, con la mirada en otro tiempo (uno no tan lejano) trabó la puerta con un par de maletas, y se libró de la incomodidad que le producía la Enana Marrón (nombre mágico de su pobre madre). Se puso a escribir sobre mujeres poderosas que no olían a nada. Después de un buen rato fracasando llamó a su ex, una de las 3 brujas del norte que le acogieron, una de las 3 meigas que le enseñaron sobre el oficio de la alquimia literaria. Fue un proceso duro y extraño, ajeno en ocasiones y en otras conmovedor. La Monja Solitaria (aka Mónica) le habló, con la excusa del humor, en ocasiones de Cagliostro; un mago que revolucionó toda europa incendiando desde dentro la revolución francesa. Engañó a ricos y poderosos con fórmulas mágicas fraudulentas y fornicó con todas las mujeres que pudo a cambio de favores mágicos. Profeta reflexionaba sobre el hecho de que nadie podía ser consciente ni de su poder ni de su papel en un destino a punto de materializarse. Aunque Profeta vislumbró algo, todos esos brotes, todas esas ascensiones. Los psiquiatras, las pastillas, los encierros junto a la muerte. No era más que... ¿R, hola? ¿Ya estás fuera? Ya te vale no haber tomado la medicación, le soltó La Monja Solitaria a su ex-pareja. No fue mi culpa, se excusó, de que aquella psiquiatra pareciera una enviada de El Yunque... ¿Qué querías que hiciera? No quiso recetarme el inyectable. Lo de siempre, R, tú siempre tirando balones fuera. Y deja de fliparte ya con El Yunque, El Yunque no sabe quién eres. Tumbaste un foro literario de afine, ¿y? Que después, murmuró Profeta, cuando lo levantaron de nuevo llegó Anonymous y lo tumbó otra vez. Yo no empecé, dijo, esa es la narrativa ¡R!, interrumpió Mónica, haz el favor de comportarte y deja de hacer daño a la gente que te queremos, cabrón egoísta. No me va a quedar hueco esta vez para chistes, ¿verdad?, le dijo Profeta. Exacto, contestó Mónica, y siguió hablando y enumerando todos las cagadas de Profeta, una tras otra. Hasta que Profeta le soltó que había escrito algo muy bueno en el psiquiátrico, que lo hizo a mano, que fue divertido.


Le leyó el texto:


"¿NOTA APARTE DE TODO? Rau se lo cuenta a Mónica: Nosebundo es mi lado paterno con toda su ira y suspicacia; con todo su saberse un DIOS. Un día Padre se cargó 3 sacos de cemento a la espalda sólo para demostrar que podía hacerlo. ¿A qué te refieres, Rau?, pregunta Mónica. A que ni siquiera le importaba el dinero de la apuesta, sólo quería imponerse sobre el resto, extinguir las voces de sus iguales. Así que se impuso, de una manera estúpida, pero lo hizo (Cada saco pesaba unos 50 kg). En otra ocasión cuando ya me tenía agarrado de la nuca (para él eso era el cariño) me obligó a cambiar de acera porque de frente venía otra pareja padre-hijo (ambos negros) y me dijo, ante los grandes interrogantes que ondulaban sobre mi cabeza, que lo hizo porque "tenía miedo". Tenía miedo, el mismo hombre, que años antes se había cargado a la espalda 150 kg de cemento gris marengo. ¿Era eso la paternidad? ¿Comenzar a sentir mucho miedo?


No lo creo.


Madre es Alpaviese, Alpaviese es madre... Madre nos crió entre caramelos pegajosos en los dedos y un aura de oscuridad a hermana y a mí como príncipes de la pena: Madre, era, es la Reina del sumidero negro. Ese mismo por donde se escapa toda la alegría y el brillo de esta patria en la que el sol se estrella (también rebota) desde los cristales de sal hasta cegarnos: a hermana y a mí y a todos en la playa brumosa de agosto. Madre es la diosa de la pena; te da caramelos pegajosos para que te los enredes en el pelo. ¿FINAL DE LA NOTA APARTE DE TODO?".

¿Y bien? Pregunta Profeta.

Un juego de rol VOl 2

 

LOS OLD SKOOLERS: una sub-cultura del futuro cercano


Los Old Skoolers son jugadores hardcore de videoconsolas retro o PC pre-RV, rechazan la intromisión tecnológica en la vieja carne: los cirberimplantes. La gente ciberimplantada no tiene cabida entre sus filas, los identifican con lectores de tinta inteligente (cada ciberimplante deja una marca de tinta inteligente bajo el párpado inferior izquierdo; es la marca de propiedad de la parte del cuerpo ciberimplantado que ponen las corporaciones después de vender el ciberimplante). No tienen cabida entre sus filas a no ser que seas Jesús y el puto amo a no ser que seas Marathon Man (con dos pulgares sintéticos sin propiedades especiales) y seas el puto amo; héroes de la cultura Old Skooler. Tinta inteligente, la única permitida por los Old Skoolers es la de sus tatuajes dinámicos por Hazañas y Logros durante partidos del real Sh00ter, el clandestino. <Sólo modificaciones cosméticas>, dice el credo.


Los Old Skoolers se siguen organizando para jugar Sh00ter. Consiguen balas sanadoras clásicas que propician una experiencia de muerte real durante el respawn, consiguen brazos para montar armas de fuego real con las que tirotearse con sus amigos de clan, el brazo/pad/arnés se maneja con una pad de consola o en su defecto con teclado y ratón, ésto último gracias a la cultura modder. Los modders añaden modificaciones, la más comunes son más info sobre el enemigo, como ver sus nicks desde más lejos en la holopantalla o reducir la info propia como la de la munición que queda en la propia holopantalla, sobre el juego original que desarrolló el clan TAZ o Ouij4/Squad, son habituales en los partidos de Sh00ter, y depende del clan qué modificaciones acepta en sus partidos y qué modificaciones no. El Sh00ter es un juego extremo en el que con las habilidades adquiridas al pad durante horas y horas de juego los Old Skoolers pueden escapar de la realidad que les espera, hacer mucho dinero negro también, y cerrar el círculo opresor con la muerte aceptando la paradoja de la muerte como algo natural. El respawn baja la alienación, y lo puede hacer hasta el punto en el que un clan decida atacar al sistema con una revolución armada al más puro estilo de La Revolución de los 13 Samuráis Callejeros.


Habilidades y atributos: Neurocinética (pad o ratón y teclado), Esquivar, Táctica, Robótica, Armería, Conocimiento del sistema, Conocimiento de La Colmena, Melé con el pad/arnés, Hackeo, Minería de datos.


LA REVOLUCIÓN DE LOS 13 SAMURÁIS CALLEJEROS fue un hito histórico que dejó secuelas como que los Bomberos, ahora, vayan armados para ayudar a las fuerzas de seguridad o cuerpos policiales de las mega-corporaciones a mantener el Statu Quo. Un grupo --de sólo 13 samuráis callejeros-- puso en jaque al sistema con sus katanas con el filo de un átomo ocultas en sus guardapolvos de cuero reforzado. Comenzaron a asesinar a policías y colaboradores, en un principio chivatos de la pasma, para pasar después a colaboradores más suculentos como infiltrados en la Zona Pobre: cazadores de tendencias, espías tecnológicos, mapeadores de los Zocos ilegales de comercio de componentes, y demás. La propaganda de hechos que llevaron a cabo los 13 samuráis callejeros acabó estallando en la revuelta del año 42 tras la detención del cabecilla, y su ejecución en público. Esto provocó un efecto llamada que llenó la Zona Pobre de Samuráis Callejeros y nuevos simpatizantes, que ocultando sus katanas de filo atómico en sus guardapolvos, atentaban contra las fuerzas policiales de las mega-corporaciones, y sospechosos de colaborar con la Zona Rica o ser, directamente, espías enviados desde allí para exprimir la creatividad de la periferia o identificar sus centros neurálgicos de comercio ilegal, los Zocos.


Al final se prohibieron las katanas y los guardapolvos, y los cuerpos policiales aplastaron cualquier reducto de esta revolución fallida. Hubo más altercados, pero la Zona Rica cerró el grifo: bajaron los suministros de comida, agua, y energía, hasta entonces escasos, pero a partir de la revolución de los 13 samuráis, y durante 5 años fueron mermando con esta táctica las ganas de fiesta anarco-propagandística de la población. Detenidos y ejecutados, identificados y encarcelados, desaparecidos y torturados..., y con la población de la Zona Pobre cada vez más desnutrida y muerta de frío en los terribles inviernos sin apenas energía con la que calentarse, los últimos Samuráis Callejeros se hicieron el hara kiri avergonzados por su fracaso, y a modo de redención para su pueblo segregado. ¿Creías que ibas a poder vestir como Blade en nuestro juego? Pues no. Katanas y guardapolvos están prohibidos, y son muy perseguidos por las fuerzas policiales de las mega-corporaciones. Hace falta una tirada de dificultad extrema de Callejeo para conseguir un guardapolvos o una katana (de filo atómico o no), y en cuanto te vean las fuerzas de seguridad preparate para recibir plomo ultra-rápido. ¿No es divertido?


El juego conocido como The Real Sh00ter suele tener, son los más comunes, cuatro modos de juego: TEAM DEATHMACHT, ÚLTIMO JUGADOR EN PIE, DOMINIO Y BAJA CONFIRMADA.


TEAM DEATHMACHT es el modo clásico de juego. Cada baja vale 100 puntos, el equipo que consiga más puntos, al final de los 10 minutos que dura un partido clásico, gana. Así de fácil.


ÚLTIMO JUGADOR EN PIE es un modo más hardcore, sin respawns. Lo que da origen al nombre. En este modo hay que ser más cauto ya que no hay más que una vida por jugador. Los equipos se enfrentan hasta que sólo queda un jugador en pie. Sin límite de tiempo.


DOMINIO es otro modo heredado de los retro-FPS. Hay tres puntos o zonas en el mapa que tomar. Se deben capturar manteniéndose muy cerca, un radio de cinco a diez metros es lo más común, del centro del punto indicado por una baliza luminosa. Ésta cambia de color según esté sin ocupar, normalmente esto sólo sucede al principio del partido de dominio, ocupada por el equipo azul o ocupada por el equipo rojo. Cada treinta segundos de ocupación da 10 puntos por jugador en la zona. Los jugadores caídos tienen un retardo programado en el respawn y son devueltos a la base del equipo mientras respawnean durante 120 segundos. Son transportados por los camilleros blindados.


BAJA CONFIRMADA y más herencia del Call of Duty. En este modo cada vez que un jugador cae abatido deja un holograma visible a través de la holopantalla de una chapa identificativa. Cada baja vale 50 puntos, si se recogen chapas del enemigo se confirma la baja y se suman otros 50 puntos, si se recogen chapas del propio equipo se niega la baja y se suman 20 puntos. El equipo con más puntos al final, de los 10 minutos de media que dura un partido de Sh00ter, gana.


Los partidos de Sh00ter se juegan con el apoyo de cuatro árbitros de campo, gente fuerte que llevan trajes blindados de artificieros y dos pulsadores para dar como válida una baja. Tiene acceso a las cámaras que llevan los jugadores en el casco o el arnés de cámara de la cabeza, tienen acceso a los canales de audio internos de los participantes, todo ello a través de sus holopantallas. En algunos modos también hay camilleros blindados que llevan a los caídos a base mientras respawnean.


Los jugadores dispones de 12 puntos de equipamiento que pueden gastar en diferentes armas, blindaje como cascos y chalecos antibalas y perneras de kevlar y blindaje para los brazos, también se pueden adquirir (esto se hace antes del partido y depende mucho del clan-anfitrión si se pueden escoger diferentes equipamientos o sólo hay un equipo estándar para todos los jugadores del partido) modificaciones para las armas de fuego real montadas en el brazo, como silenciadores (funcionan en algunos clanes a través de inhibidores de señal a las holopantallas del equipo del enemigo para que el disparo no aparezca en el mini-mapa además de su función fuera de pantalla), bocachas, cañones pesados, que aumentan el daño y la distancia efectiva del arma, miras láser... etcétera. El DJ tendrá libertad para adaptar, además del equipo descrito en este manual, nuevos blindajes, complementos para armas o modificaciones de HUD de la holopantalla, que para eso dirige.


LOS BRIGADISTAS


Los brigadistas tienen una alienación muy baja, son adultos que se han negado a adaptarse al sistema y que luchan contra él, a veces atacándolo como Los Hijos de Unabomber, a veces tan sólo viviendo aparte de la trampa segregada que han construido las mega-corporaciones. Pueden ser locos de las armas de fuego, fanáticos del colapso (como si no estuvieran ya en él) y la supervivencia, nazis escindidos, nazis de vieja guardia, cazadores de bigfoots, documentalistas de naturaleza, antropólogos autodidactas y desencantados, científicos locos, o una mezcla, en una misma TAZ, de algunos de estos arquetipos. Peyorativamente se les llama, desde las Ciudades Dormitorios, cazadores de Bigfoots... Pero los brigadistas son el único refugio, sus TAZ son el Nunca Jamás de los niños perdidos, donde todos tus pecados de disonancia social se perdonarán. Los brigadistas pueden tener sus propios canales de información, contrapropaganda, y captación de nuevos miembros, pueden tener armas A lot of guns, sobrino... La habilidad de supervivencia, forrajeo, y demás relacionadas con la autoconservación en plena naturaleza deben ser altas: a no ser que seas un recién llegado y tengas todo por aprender. Si no eres bueno, estarás muerto.


EJEMPLOS DE BRIGADAS


Los Hijos de Unabomber: son anarquistas primitivistas expertos en explosivos. Su libro de cabecera es el manual de fabricación de explosivos caseros Libro de Cocina del Anarquista y, por descontado, las cartas de Unabomber. Se dedican a vivir en lo profundo de los bosques, en pequeños campamentos improvisados (tiendas de campaña de camuflaje, pequeños refugios improvisados con ramas y lonas plásticas, etcétera...). Son muy perseguidos por las fuerzas policiales ya que son muy activos como terroristas, practican la propaganda de hechos anarquista, acometen actos terroristas intentando hacer que la revolución estalle como en una fiesta dionisíaca. Sus objetivos principales son las escuelas de formación tecnológicas en la Zona Pobre; ya que no tienen infraestructura para llegar a a la blindada Zona Rica. También atacan a cualquier figura que tenga que ver con el culto a la tecnología, estrellas del under incluidos. Odian la tecnología, y creen que es la gran culpable del triunfo del capitalismo: luchan contra otras brigadas de geeks (fanáticos de la tecnología) y contra todo aquel que distribuya, enseñe o use tecnología de punta de lanza. No se puede pertenecer a Los Hijos de Unabomber si estás ciberimplantado. Tienen un nivel muy alto en la habilidad Supervivencia, ya que se organizan en pequeñas células de acción independientes, en cuanto a logística, de su centro neurálgico. Cuando una célula sale de este a elaborar y enviar paquetes bomba a sus objetivos no se la espera de vuelta. Rara vez vuelven, en efecto. Otras habilidades: Explosivos, Conocimiento del Sistema, Armería, Ebanistería, Pistola, Fusil de Asalto, Armas Blancas, Escritura Creativa.


PENA (Partido Escindido Nazi Americano): Originariamente eran nazis comunes, pero cayeron bajo el carisma de Jesús y su ego ebrio de alucinógenos. Jesús les adoctrinó, se convirtió en su líder, y los deliró. Ahora llevan a cabo dos líneas principales de actuación: la primera, en la que salen por los barrios de la Zona Pobre a captar gente para la "causa nazi escindida", lo hacen a puerta fría e intentan vender la ideología nazi como algo simpático y necesario, hacen hincapié en su gen socialista, y repudian cara a la galería la violencia que antaño ejercieron sobre minorías étnicas o indigentes o pelirrojos. Para llevar a cabo esta tarea de venta del nazismo a puerta fría visten como oficinistas de los años cincuenta del siglo XX, con placa con sus nombres y cargo en la jerarquía con tipo blanca sobre fondo negro. La segunda, buscar a su líder Jesús, del que no saben nada. Para ellos se ha convertido en el Santo Grial de su organización, y lo buscan con la esperanza de que sea la última prueba que deben superar antes de ir a la guerra contra la Zona Rica. Jesús huyó del primer campamento nazi escindido con una furgoneta llena de armas, les dijo que iba a velar las armas antes de la batalla, como correspondía a un caballero ario. Pasado el tiempo se refieren a Jesús con la expresión clave "La Copa" o "El que camina sobre fuego", y salen a buscarlo una luna llena sí y otra también. Habilidades: Armero, Explosivos, Charlatanería, Supervivencia, Pistolas, Fusil de Asalto, Conducción, Combate sin Armas.


Cazadores de Big-foots: los cazadores de Big-foots no pelean contra el sistema, buscan Big-foots. Han desarrollado toda una mitología alrededor de este animal antropomorfo y que se basa en un alto complejo sexual con la raza negra (todos los cazadores de Big-foots son blancos) unido a un profundo amor hacia la naturaleza y su protección. Escriben libros protagonizados por Big-foots de enormes falos que "violan" a mujeres blancas que quedan encantadas con la experiencia. Suena bizarro, pero es así. También cazan huellas, pelo, heces, y cualquier rastro de este animal que puedan encontrar en lo profundo de los bosques que protegen de la gente de la ciudad, con armas de fuego y trampas para osos si es necesario, para que el Big-foot tenga un entorno adecuado para su existencia. Están muy locos y, aunque parezcan inofensivos e ingenuos, son una de las brigadas más peligrosas que hay, ya que no dudarán en matar para proteger a su amado ser mitológico. Subsisten de la venta de fetiches y baratijas elaboradas por ellos mismos, desde camisetas a moldes de huellas "autenticas" de Big-foot. Si te ganas su confianza puede que te lleven a una ruta, previo pago, para intentar "cazar" un Big-foot con sus cámaras fotográficas o de súper 8. La literatura en la que narran lo que ellos creen que es un canto al espíritu protector de los bosques, el Big-foot, sólo está disponible para su gente. Suelen ser comunes en estas historias que el Big-foot se enamore de una mujer blanca, a veces, maltratada por su marido, y que la "viole" con más o menos su consentimiento, pero con un final volcánico en el que ella cae presa del enorme falo del Big-foot que le propicia un enorme placer. Son historias muy voluminosas, novelas, de al menos, 300 páginas, en las que se narran estos encuentros que se resuelven en una suerte de historia de amor muy loco hacia el Big-foot y la naturaleza. Son muy comunes en estas historias, largos, larguísimos pasajes que describen la belleza de los bosques y las montañas. Seguidos de la huida de la mujer, seducida de manera salvaje, con su nuevo amante al fondo de los bosques o en lo alto de las montañas. Habilidades: Supervivencia, Seguir Rastros, Fotografía, Operar Cámara, Escritura Creativa, Modelar, Escultura (Madera), Trampas, Pistolas, Fusiles de Asalto, Curtir Cuero, Combate sin Armas, Escalada, Ocultarse.


Los peligros básicos para los brigadistas son las redadas de los diferentes cuerpos policiales de las mega-corporaciones, el ataque de otras brigadas de signo político completamente opuesto, los osos y los lobos...


<En plena naturaleza la pasma no tiene por qué rendir cuentas frente a nadie... Somos enemigos naturales, vienen y nos matan... Por eso tengo la cabaña trucada para que sea una trampa bomba.>


Samuel Ahab, Brigadista de Los Hijos de Unabomber (año 55)



ARMAS OXIDADAS PARA LA REVOLUCIÓN/ CIBERIMPLANTES CLANDESTINOS


No os engañéis, la mayoría de las armas, a no ser que haya un armero con buenos conocimientos cerca y de tu lado, en la Zona Pobre, son una porquería. Como todo lo que llega a la Zona Pobre desde la Zona Rica son de baja calidad; lo suficiente para que funcionen, pero no en muy buenas condiciones. Ésto unido a la repetición de consignas, de forma más o menos velada desde los medios, hace auténticos milagros con la mente humana, la vuelve dócil, fácil de manejar, ez de manipular. Alienación. Como casi todo en el universo Sh00ter: los alimentos no nutren de manera adecuada, el agua corriente está algo sucia, las casas tienen materiales de construcción peligrosos para la salud como el amianto, las ropas de invierno no abrigan lo suficiente como para que a tu personaje no le duelan las articulaciones las noches más frías del duro invierno o le salgan incómodos sabañones. Todo esto aliena. Y las armas defectuosas son parte del plan: se encasquillan, hay que corregir el apuntado sí o sí la mayoría de las veces, tienen probabilidades de que te revienten en una mano destrozándote. Por ello un buen armero siempre estará bien considerado y será muy útil o en el grupo o en su trasfondo de Aliados o Contactos.


O puede que tu personaje decida ir a por todas y dejarse ciberimplantar de manera clandestina. Los Liberadores de Ciberimplantes pueden quitar o poner ciberimplantes, pero muy pocos se atreven con estos ingenieros de la carne y el hueso sintético para ponerse ciberimplantes, ya que la TABLA DE BUGS es bastante amplia; y las manos que son ágiles para cortar y añadir componentes sintéticos o de cultivo con la ayuda de unos nanobots médicos no son muy fiables a la hora de colocar un ciberimplantes de mejoras físicas, garras de Lobezno o aumento de los reflejos. En la TABLA DE BUGS podrás encontrar los efectos más comunes de una chapuza de esta entrañable gente, querido DJ, como siempre se dice en todos los JdR, puedes, debes ser creativo y añadir tus propios efectos. Digamos que si el éxito no es crítico (esta regla se puede modificar añadiendo dados al Liberador de Ciberimplantes si posee, que es poco usual, especificaciones técnicas de algún laboratorio o clínica oficial donde te ponen las piernas para correr modelo Usain Bolt) se tira en la TABLA DE BUGS una vez, si el Liberador la pifia, tira dos veces y una más en la TABLA DE PANTALLA AZUL DE MUERTE, donde encontrarás efectos muy divertidos para todos esos compañeros de juego que están deseando que tu personaje muera para saquear el cadáver (ésto pasa, yo lo he visto, querido DJ).

LISTADO DE CIBERIMPLANTES


Huesos con propiedades especiales: Puede ser que sean especialmente duros y añadan una casilla o dos a la capacidad de daño por localización. Puede que sean especialmente flexibles e ignores el daño por caída hasta los 20 metros.


Músculos: Añade un dado, dos o tres a tu atributo de Fue. Ésto viene determinado por el precio del ciberimplante.


Ciber-ojos: Para ver en la oscuridad a un solo clic mental o visión térmica. Para tener info. extra como un ábaco-calculadora, una brújula o conectarse a algún terminal informático.


Ciber-reflejos: Añade uno, dos o tres dados a tu tirada de iniciativa.

 

By Raúl Sánchez 


Paradojas de Zenón

Íncipit. Los primeros son pasos breves, tanteadores. Introductorios. Tal vez circulares. Existía una idea difusa, seguramente generativa: se...